Este lunes pasado, el turno fue para Moody’s, que redujo de nueva cuenta el estimado de crecimiento de la economía mexicana ajustando el nivel de 1.7% anual a 1.2% anual para este 2019 ante un deterioro en la actividad económica y la situación de Pemex, pero lo más crítico que comenta es que prevé más recortes al gasto público.
“Los ingresos públicos pueden ser inferiores a los estimados por el Gobierno federal y generará la necesidad de nuevos recortes para mantener la disciplina fiscal a la que se han comprometido el presidente Andrés Manuel López Obrador y su equipo económico”. En este caso, la pregunta será si afectará algunos programas sociales y, en su caso, cuáles. Ha estado reduciendo el gasto administrativo del sector público, ajustando puestos de trabajo en casi todas las dependencias, así como redujo al mínimo las prestaciones de servidores públicos.
La falta de predictibilidad de las políticas públicas está afectando la confianza de los inversionistas y las perspectivas de crecimiento. Estamos esperando con “urgencia” el Plan de Negocios de Pemex. Cada peso utilizado deberá buscar mejorar la rentabilidad en el corto plazo e implica la necesidad de incrementar la producción diaria de crudo, así como la necesidad de pago de vencimientos de deuda.
En general, Moody’s coincide con la expectativa del mercado y de otras instituciones de un bajo nivel de estimación de crecimiento ante un entorno internacional afectado por el proteccionismo comercial y aspectos internos, en donde la inversión y el consumo se han ido mermando conforme transcurre el año y la falta de Estado de Derecho, el aumento en la inseguridad, las decisiones políticas y “unilaterales”, la falta de ratificación del T-MEC por el Congreso americano, más el riesgo Trump, ahora acerca de la imposición de aranceles, inhiben la confianza sobre inversiones a largo plazo.
Parece que el compromiso del CCE con el Presidente de invertir 32 mil millones de dólares en este año será difícil de cumplir bajo dichas condiciones.