El Estado Islámico guarda silencio. Los últimos reductos en Siria caen como naipes después de años de una lucha sin cuartel contra las fuerzas aliadas.
Sin embargo, no podemos olvidar que ese hijo pródigo de Al-Qaeda que representa el DAESH tiene tantas cabezas como tentáculos, y su poder de regenerarse es extraordinario.
En Siria ya tienen poco que hacer. Sin embargo, hay muchas Sirias más.
El Sagel representa su mejor punto de operación. Se trata de una extensión que abarca desde Mauritania hasta Egipto, pasando por los países norteafricanos y Níger, Chad, Senegal, Burkina Faso, Sudán, Eritrea y parte de Etiopía. Todo un cinturón que abarca una extensión que recorre el desierto del Sahara hasta casi seis mil kilómetros.
Es tristemente conocido el terrorista Boko Haram, líder del Estado Islámico en África Occidental, dueño y señor del terror en esa extensa parte de África. El rapto y violación de niñas de corta edad a manos de estos terroristas es una práctica común. Todo ello aderezado por la imposición de la sharia, las leyes coránicas, pero adaptadas a su modo y manera.
El Sagel se está convirtiendo en el centro del Estado Islámico. La inmigración a esa parte del planeta por parte del DAESH está resultando fácil. Desde algunos puntos del norte de África a Europa la cercanía resulta sorprendente.
Ceuta y Melilla, las dos ciudades españolas enclavadas en Marruecos se encuentran a pocos kilómetros de España. Desde la ciudad de Ceuta hasta la Península Ibérica hay tan sólo 15 kilómetros. Pero tampoco están demasiado lejos las costas tunecinas o libias de Italia o Francia. Esas fronteras marinas son en la actualidad las más permeables.
No podemos olvidar que uno de los objetivos prioritarios del Estado Islámico continúa siendo Europa. El Viejo Continente representa algo que dicen que les perteneció y lo quieren arrebatar. La obsesión del Estado Islámico es la reconquista. Ya no sólo del Al-Ándalus –lo que representaba España para ellos en los siglos XIII y XIV–, sino para la “recuperación” del resto del continente.
Pero además para los más “ortodoxos” del DAESH, Europa es la representación del pecado, y tienen que acabar con impíos e infieles.
El Estado Islámico lleva tiempo sin cometer ningún atentado. Sin embargo, no se puede bajar la guardia. Las Policías europeas siguen en estado de alerta. Gracias a ellas y a los servicios secretos se han podido abortar los atentados. Y esa coordinación debe continuar así. Debe existir mayor intercambio de información entre Policías y dejar los celos y las rencillas de lado. De lo contrario, se trataría de una cuestión de tiempo.