Después de que el Gobierno de EU anunció, en diciembre de 2018, que enviaría a México a los migrantes que solicitan asilo en ese país mientras se les da una respuesta, en Palacio Nacional, en reunión del gabinete, se abordó la decisión, en ese momento unilateral del gobierno de Trump, sobre todo porque hubo dos respuestas opuestas.

Un día antes, el titular de Instituto Nacional de Migración, Tonatiuh Guillén, dependiente de la subsecretaría encabezada por Alejandro Encinas, había rechazado la medida por la falta de recursos; y la Secretaría de Relaciones Exteriores, de Marcelo Ebrard, había apelado a la solidaridad y al humanismo para mantener aquí a los migrantes.

Ya en la mesa, Encinas solicitó al Presidente que les pidiera a su subsecretaría y a la SRE que, en primera instancia, se pusieran de acuerdo para tener una postura única, como lo que son, parte de un mismo Gobierno.

… Después de unos meses y en pleno proceso preelectoral en Estados Unidos, Trump volvió a presionar, esta vez mezclando el tema económico (amenazando con el alza de aranceles a todos los productos mexicanos) con el migratorio. Y la medida que en diciembre era unilateral se convirtió en un acuerdo migratorio con tintes humanitarios y solidarios, que por el momento no se ven.

El debate inicial entre el área de Encinas y la de Ebrard lo ganó el canciller. El ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México que fue electo, le ganó el debate al ex jefe de Gobierno que fue sustituto de Andrés Manuel López Obrador.

Y como se observa, en el tema migratorio quien ha tomado el mando es Ebrard. Ya hasta Tonatiuh Guillén López, subordinado de Encinas, renunció. Nada tenía que hacer en un sitio en el que su política era contraria a la que se está llevando a cabo ahora.

#¿LoboEstásAhí?

Alejandro Encinas debería pensar en volver al Congreso de la Ciudad de México, en donde es diputado con licencia y la bancada morenista nomás no da una; su capitán tropieza una y otra vez, y en lugar de discutir por temas sustantivos, se enfrascan en luchas por pequeños espacios de poder: “posiciones”, le llaman ellos.

Al Congreso local le hace falta alguien como Alejandro Encinas, pues si bien el coordinador de los morenistas, Ricardo Ruiz, trabajó junto con el titular de la curul, no ha podido poner orden y dirigir a su bancada.

Un ejemplo fue el “gol” que le metieron con la Ley de Desalojos de la Ciudad de México, que prácticamente dejaba en la indefensión a los arrendadores de inmuebles y a los propietarios de predios invadidos, y por lo cual, la jefa de Gobierno tuvo que salir a corregir a los congresistas:

“No estoy de acuerdo con lo que plantea. Me parece que no se puede confundir el derecho a la vivienda” con el derecho que tiene el poseedor de vivienda y el derecho de que le paguen.

Cuando la jefa de Gobierno de la ciudad necesitaba concentrarse más en el tema de seguridad pública, la bancada de su partido le receta una ley que provocó molestia y temor entre los capitalinos, pues estaba más dirigida a cuidar a los invasores de un inmueble que a los propietarios.