Todavía no se ve dónde pueda parar la baja en los pronósticos del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) para este año. Ya hay especialistas que rompieron el piso del 1% para acercarse al cero.
Incluso, si se mantiene el rápido deterioro que muestra la economía, podrían empezar a anticipar resultados negativos.
Porque lo que más llama la atención de las modificaciones en los estimados del comportamiento del PIB para este año es la velocidad con la que se deterioran.
Entre los datos disponibles que avalan el pesimismo informado de los analistas está el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) de abril, que contabiliza el INEGI, que presentó en abril una expansión de apenas 0.1%, en términos reales en la comparación desestacionalizada de abril con respecto a marzo.
Esta medición, que es como un PIB de botepronto, junto con datos como la creación de empleo formal durante mayo, que se estancó muy cerca del cero, dejan ver que la economía está experimentando un frenazo importante.
Dos grupos financieros han roto en días recientes el nivel de 1% en sus expectativas de crecimiento de la economía mexicana durante este año. Citibanamex, que va en 0.9%, y Barclays, que lo llevó a 0.5% de expansión del PIB esperada para este 2019.
Los analistas más serios llegaron a pensar en algún momento de la transición gubernamental que el Producto Interno Bruto de México podría crecer incluso por arriba del 2.5% durante 2019.
Los entusiastas de la 4T, con más ímpetu propagandístico que análisis serio, repetían hasta hace muy poco que la economía estaba lista para crecer 4% al año y 6% para cerrar con broche de oro el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
Quizá porque es muy difícil argumentar que los números, que las mediciones económicas del INEGI, son parte de las consideraciones de los analistas de mala fe, alimentados por la mafia del poder, pero hasta el propio presidente López Obrador ha empezado a cambiar su discurso.
Parece que ya guardó la cartera y no seguirá con su apuesta de que este año la economía crecerá 4%. Ahora dice que sí crecerá, pero poco.
Es el factor confianza el que básicamente está ausente en los análisis de costo de oportunidad de los que invierten, incluso de los que consumen bienes duraderos y que ya se empieza a notar en las mediciones de las expectativas ciudadanas sobre consumo.
La incertidumbre sobre la calidad del gasto público, la incertidumbre sobre la pertinencia de las políticas públicas, la creciente violencia e inseguridad públicas y una notable ausencia de sentido común en la relación con los capitales privados hacen inevitable el frenazo que vive la economía.
Con los datos de abril confirmando un freno económico importante y con los primeros datos de mayo, que dejan ver un nuevo deterioro de las condiciones económicas, no es posible descartar que la economía pudiera ligar dos trimestres consecutivos con caída, eso a lo que los libros de texto llaman recesión.