El equipo de fútbol tailandés que quedó atrapado en una cueva durante 17 días el año pasado regresó ayer para celebrar una serie de rituales budistas en honor al ex buzo de la marina que perdió la vida en un dramático rescate que, en ese periodo, mantuvo en vilo a todo el mundo.
Un año después de su terrible experiencia, los 12 miembros del equipo, vestidos con camisetas amarillas, y acompañados por su entrenador, entregaron dádivas a los monjes en honor del sargento Saman Kunan, quien murió mientras trabajaba bajo el agua.
“Quiero dar las gracias al Sargento Sam”, expresó Ekkapol Chantawong, entrenador adjunto del equipo de fútbol Wild Boars (jabalíes salvajes), mientras el grupo colocaba flores delante de un retrato del buzo situado junto a una fila de monjes de cabeza rapada con túnicas naranjas.
“Sin él, los chicos y yo no estaríamos aquí”, añadió.
El equipo, con niños y jóvenes de entre 11 y 16 años de edad, quedó atrapado con su entrenador el 23 de junio de 2018, cuando uno de los aguaceros de la temporada de lluvias inundó los túneles de una red de cuevas que estaban recorriendo en la provincia de Chiang Rai, en el norte del país.
Los esfuerzos para rescatarlos acapararon la atención mediática mundial, al tiempo que expertos de todo el mundo se ofrecían como voluntarios para ayudar.
Saman Kunan, un antiguo miembro de una unidad de élite de la Armada Tailandesa, murió en la noche del 5 de julio, después de entrar en la cueva para colocar botellas de oxígeno a lo largo de una posible ruta de escape.
La esposa de Saman, Waleeporn Kunan, dijo que los niños siempre le expresaron su gratitud cuando se cruzaron en el barrio donde todos viven.
Los niños y su entrenador encabezaron el domingo una carrera benéfica en la que participaron cinco mil personas. La carrera se realizó cerca de la cueva donde ingresaron hace un año para resguardarse de la lluvia, y en la que permanecieron 18 días.
LEG