Dónde está el compromiso de las autoridades del Gobierno federal con el ambiente. Es una de las interrogantes que flota en el país, pues a pesar de que el planeta sufre más calor debido, principalmente, a la quema de combustibles fósiles como el carbón, gas y petróleo, las políticas gubernamentales apuntan a ir en sentido contrario, como elevar más el uso de dichos energéticos.
Pero también hay acciones que son signos inequívocos de que las propias autoridades cometen irregularidades en los procesos de generación de energía.
Recientemente fuentes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) me revelaron que esta empresa productiva del Estado mexicano canceló el suministro de todos los productos anticontaminantes para sus equipos, sin importar marca y género. Cabe resaltar que dichos productos ayudan a mitigar las emisiones tóxicas que emanan de sus calderas en todas las instalaciones de la CFE en el país.
En otras palabras, se está generando una contaminación atmosférica en varias ciudades de la República, incluido el Valle de México, que están fuera de control.
Ante esta situación, las autoridades de la Semarnat y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) deberían de monitorear la infraestructura de la CFE para evaluar si cumplen con las normas ambientales, pues no se vale que la ley sí se aplique con todo rigor a otras fuentes fijas y móviles en el país, y a las empresas del Estado dejarlas que hagan lo que quieran a costa de la salud de millones de personas.
A estas alturas no debemos permitir la inacción de las autoridades ambientales ante estas potenciales violaciones a la normatividad ambiental. Bien se sabe que en la generación de electricidad algunos equipos de la CFE emiten a la atmósfera las partículas menores a 2.5 micrómetros (PM 2.5), las más dañinas a la salud humana, cuyas afectaciones son las causantes de muertes prematuras asociadas a la polución del aire.
Sorprende que mientras en algunas regiones del país, como es el Valle de México, se refuerzan las medidas contra la contaminación de las PM 2.5, en otros casos no hay control, simplemente hay omisiones o respuestas laxas de las autoridades. Basta ver cómo el Gobierno federal retrocede en sus políticas ambientales, pues la propia CFE ha decidido comprar carbón para algunas de sus plantas como es el caso en Coahuila, cuya combustión es altamente contaminante y, además, generadora de los gases efecto invernadero. ¿Dónde están los planes de las energías renovables? Tal vez guardados en algún cajón de la mesa burocrática.
La misma Comisión Federal de Electricidad presume ser una empresa de clase mundial, pero omite su compromiso con el ambiente y con la salud de la población mexicana.
Urgen, pues, acciones de los legisladores y de las autoridades ambientales y del Sector Salud para saber por qué se suspendió la compra de productos anticontaminantes y a qué sanciones se hace acreedora la CFE. Ni siquiera sabemos si dicha Comisión puso en marcha algún plan para mitigar las emisiones altamente contaminantes que se deben estar moviendo por todo el territorio nacional.
Mientras en algunos discursos oficiales se habla de descarbonizar el sistema eléctrico, en la práctica vemos retrocesos de alto riesgo y de fuertes impactos al planeta.
La situación del país, al menos en el ámbito ambiental, no está para más rollos ni de acciones fuera de la ley.