El Club Deportivo Tacón de Madrid nunca pensó en hacer un equipo de futbol femenil, sino en consolidar un proyecto: fuerzas básicas y divisiones con edad restringida, detección y formación de talentos, inculcar valores deportivos y humanos.
El orden de los factores sí altera el producto, aquí el equipo ha sido consecuencia de tener un proyecto y no el proyecto consecuencia de tener un equipo. Más claro sólo con una frase de su fundadora, Ana Rossell: “Nuestro lema principal es que ninguna niña se quede sin jugar”. ¿Alguien leyó de goles, títulos o millones? No. Su historia de éxito se basa en dotar a las chicas de una oportunidad, de abrir la cancha para ellas, de inclusión, de acabar con el descarte por género que las jóvenes han padecido desde que el futbol es futbol –e incluso antes de que lo fuera, en añejos precedentes del mismo.
Eso ha propiciado la mayor noticia de futbol femenil del año, sólo después de la Copa del Mundo que de momento se disputa con tamaña brillantez en Francia: que el Real Madrid al fin atendiera un viejo error, una de sus más absurdas deudas, y adquiriera ese club para disponer de una plaza en la primera división española.
Casi desde el surgimiento del CD Tacón, Ana Rossell se acercó al presidente merengue, Florentino Pérez, para invitarle a involucrarse en las estructuras de ese club de barrio. Si el Real Madrid estaba demasiado distraído en sus menesteres varoniles y en su persecución de Champions Leagues masculinas, ella le ofrecía efectuarlo todo. Por entonces, año 2016, declaraba al diario El País: “Les resultó interesante, pero nos dijeron que no era el momento”.
De las palabras Trabajo, Atrevimiento, Conocimiento, Organización, Notoriedad, había brotado en 2014 el acrónimo Tacón, con cierta ironía hacia los tacones que el estereotipo procura que calcen las mujeres, con cierta alusión al lujoso golpe al balón de espaldas.
El Real Madrid llega con amplia demora al futbol femenil, mas podrá aferrarse al proverbio africano: “el mejor momento para plantar un árbol era hace treinta años; el segundo mejor momento es hoy”.
Sea por desidia, sea por confianza en lo que tan bien se ha realizado y por sensatez, la directiva merengue permitirá que el Tacón, a llamarse Real Madrid femenino en 2020, se mude a sus instalaciones con todo y estructura deportiva. Así, se descarta una de las típicas adquisiciones empresariales que pretenden borrarlo todo y se da pie a que el Tacón continúe aunque ya con otro nombre y mayores posibilidades de mercadotecnia.
Noticia que no por tardía (y acaso oportunista, a la luz del gran desempeño de España en el Mundial de Francia) deja de ser estupenda y necesaria.
Sí, lo relevante es que ninguna niña se quede sin jugar.
Twitter/albertolati