México vive una período de gracia.

Donald Trump aceptó esperar las acciones mexicanas pera contener la invasión migratoria de Estados Unidos y los primeros resultados son promisorios.

El magnate y su vicepresidente Mike Pence están satisfechos y hasta el Papa Francisco felicitó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador con una frase cristiana:

-Que Dios se los pague.

Simultáneamente aparecen escenas para ilustrar el drama de quienes, impelidos por el hambre y el deseo de vida, se aventuran en pos del sueño americano.

Sus imágenes las guardaremos: un hombre con su hija ahogados en los límites México-estadunidenses y una mujer angustiada por falta de alimentos y medicamentos para su hija en una estación migratoria de Tapachula.

El dolor ha llegado, quién lo hubiera creído, al propio Trump.

De algo servirá su ayuda económica para paliar un drama marcado por la detención y deportaciones implementadas por el gobierno mexicano para satisfacer sus condiciones.

Pero éstas van más lejos.

RETENES EN TODOS LOS ESTADOS

No hemos visto todo.

Ni los miles y miles de soldados y marinos –ya no sabemos si son 15 mil ó 20 mil más las fuerzas estatales y municipales al sur y al norte de México- hablan de todas las acciones instrumentadas por las autoridades federales.

Aquí le va la noticia:

Desde México han informado a los gobiernos estatales la instalación de retenes a granel por toda la geografía nacional, en especial por los lugares de mayor tránsito de centroamericanos, sudamericanos, caribeños, africanos y ahora hasta asiáticos.

Las autoridades estatales deben cooperar de dos maneras:

Facilitar la colocación de esos puestos de revisión de todo tipo de viajeros –vehículos particulares, autobuses de pasajeros, camiones de carga y ferrocarriles de ser el caso- con Guardia Nacional, Ejército y Marina.

Y apoyar esos operativos con elementos para proceder en múltiples vías: intervenir si se registran protestas y violencia, trasladar a los detenidos a los centros de reclusión federales o estatales, y avituallar de alimentos y traslado a los extranjeros para su repatriación.

No le miento: un gobernador me informó que sólo en su estado se instalarán siete centros de revisión.

A este operativo no escapa entidad, menos los del sur y del norte.

REVISIÓN A MEDIOS DEL ESTADO

1.- La crisis en el Instituto Mexicano de la Radio (Imer) tiene efectos en muchas bandas.

Otros directores de medios de comunicación pública han pedido revisar también su caso porque se les ha desmantelado hasta con… ¡el 60 por ciento del personal de base encontrado!

Hay un caso extraño: cada director negocia su caso sin la presencia de Jenaro Villamil, al final responsable de poner orden y ofrecer la red mediática prometida cuando tomó posesión.

De otro lado, es el reposicionamiento del vocero gubernamental Jesús Ramírez, quien ser el superior jerárquico atenderá caso por caso, para comenzar en el Imer.

2.- En la Secretaría de Gobernación (Segob) se ha desmontado una cantina de mediodía.

La ministra en retiro Olga Sánchez Cordero está contenta porque le han quitado a alguien que la había cansado “de sus borracheras y su prepotencia”.

¡Felicidades!

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