La presencia de la Guardia Nacional en la Ciudad de México fortalecerá la estrategia de seguridad al brindar dos elementos: genera una expectativa de coordinación verificable con las fuerzas federales y se agrega a los instrumentos para contener la delincuencia que mayor violencia ha generado en la capital nacional.
Debe ser instrumento para fortalecer el Estado de Derecho y disminuir la enorme impunidad que aún existe respecto de los organismos delictivos.
El Gobierno local tiene un elemento más para asegurarse de entregar resultados positivos antes de terminar el año. Lo cual, por otra parte, ha comenzado a ocurrir como lo indican los datos de junio.
En diciembre había seis homicidios por día y para el mes de junio la cifra fue de 4.2 en promedio diario. Una disminución cercana a 30%.
La Guardia Nacional se convierte a partir de ahora en un símbolo complementario de una estrategia compleja donde más patrullaje, más inteligencia y mayor coordinación son esenciales al proceso de recuperación de la seguridad.
Se asume abiertamente la necesidad de una coordinación que implica capacidades para mayor presencia de fuerzas del orden, sean éstas locales o federales. No es nuevo. Ya en noviembre 15 de 2018, la jefa de Gobierno electa, Claudia Sheinbaum, había manifestado disposición a operaciones coordinadas con las fuerzas federales.
Desarrollar habilidades de inteligencia donde información local y federal estarán disponibles para operativos contra organismos criminales fue hecho explícito en esa ocasión.
La evidencia de coordinación entre la Presidencia de la República y la Jefatura de Gobierno, cuyos titulares provienen del mismo equipo político, concede al complemento de la estrategia un potencial inédito al ser confirmada esa colaboración que inicia esta semana.
Si por primera vez en más de cien años, los titulares del Poder Federal y del Poder Local forman parte de la misma determinación política, también por primera vez su coordinación producirá, con respeto a todos los escepticismos, potencial superior de operación.
Regreso a mi afirmación inicial.
La Guardia Nacional es un instrumento operativo para respaldo de la lucha contra los organismos generadores de violencia en la capital nacional. No es “la estrategia”, sino una variable añadida con valor simbólico y operativo: en principio, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ha informado que se trata de dos mil 700 elementos.
Recordemos que hace dos semanas se anunció que el Comando de Operaciones Especiales (COE) contará con tres mil elementos. No escapa a la memoria capitalina que son más de 80 mil policías los que trabajan en la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
El Gobierno local ha planteado que mientras la GN ocupa las ocho alcaldías que fueron notificadas oficialmente, el COE será mejor desplazado, paulatinamente, hacia algunas de mayor concentración urbana y donde se generan tanto alta incidencia delictiva como actuación de organismos criminales de alta peligrosidad como, por ejemplo, las alcaldías Cuauhtémoc y Benito Juárez.
Al iniciarse en Iztapalapa, el Gobierno lanza una señal muy clara de determinación operativa donde converge uno de los enormes focos de atención de las políticas sociales del presente Gobierno.
Hay una tenaza de políticas sociales y de securitización.