El lunes por la tarde durante el evento del Zócalo capitalino, el presidente López Obrador arremetió, una vez más y como ya es costumbre, contra sus opositores. En esta ocasión, aludió a los moderados con la siguiente frase: “En estos tiempos, como decía Melchor Ocampo, el moderado es simplemente un conservador más despierto”.
Esta frase de Ocampo fue publicada originalmente en un texto titulado “Mis quince días de ministro” en el periódico La Revolución en 1856. Describe con estas palabras a quienes en su momento no se colocaban en el bando de progresistas, ni de los conservadores ni de los retrógrados. Decía Ocampo que “para ellos (los moderados) nunca es tiempo de hacer reformas. Considerándolas siempre como inoportunas o inmaduras; o si por rara fortuna las intentan, sólo es a medias e imperfectamente”.
López Obrador acusa tibieza en sus opositores, y tiene razón. Las muestras son claras: los gobernadores sumisos, los partidos sin agenda, los conservadores temiendo ser nombrados con esa etiqueta y los liberales sin rebasar por la izquierda con propuestas agresivas. El discurso de la oposición se ha limitado a criticarlo a él y su programa. Los argumentos para oponerse no son necesariamente malos. Hay razones técnicas para no querer que se construya un aeropuerto en Santa Lucía. Existen razones para criticar los recortes a programas sociales y a la cultura. Sobran motivos para pedir que no se use un lenguaje religioso desde el templete gubernamental. Las críticas son serias, pero no deja de ser una oposición centrada en todo lo que no quieren que el Presidente haga y no en una apuesta por políticas distintas.
¿Estaríamos mejor sin López Obrador? La respuesta exige imaginarnos la alternativa, y hoy es difícil pensar cuál sería la apuesta de esa oposición si gobernara. Sabemos todo lo que no habría sucedido: no habría Guardia Nacional, no se discutiría la revocación de mandato, no habría recortes a las estancias infantiles. Sin embargo, ¿qué sí habría sucedido que nos permita pensar que estaríamos mejor que hoy en términos de seguridad, igualdad y crecimiento?
Este ejercicio no es sólo un juego de imaginación. Es la pregunta seria a plantearse en 2021 y 2024. Sería sumamente desesperanzador que el único incentivo de los electores que no se sienten identificados con AMLO fuera el de sacarlo del Gobierno, sin una ruta clara de mejora, sin propuestas que les hagan sentido ni liderazgos capaces de generar ilusión en el futuro. Hoy no se ve un horizonte distinto.
LEG