Un sorbo de te como epitafio: en la cancha yacía el inventor del futbol moderno, derrotado por el país que ha revolucionado su juego a nivel femenil; gol y victoria en el Mundial, Estados Unidos eliminaba a Inglaterra en semifinales.
Sorbo de te en el festejo de la norteamericana Alex Morgan. Haya sido aludiendo a la tradición británica de beberlo a cada tarde o a la independencia estadounidense mitificada en el arrojar de sacos de te desde un barco en rebelión hacia la corona, una celebración que, sin desearlo, nos lleva a 1971.
En ese año, de forma casi simultánea, hubo sucesos vinculados al futbol de mujeres en estos dos países angloparlantes.
Por un lado, en Londres, la Football Association al fin terminaba el absurdo veto que había implementado en 1921 hacia el futbol femenil, pretextando que era de mal gusto verlas perseguir la pelota. Antes de esa prohibición, las chicas fueron quienes jugaron en las islas británicas mientras los hombres estaban en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, en un episodio que remite a la película de beisbol A league of their own: utilizadas mientras hubo conflicto, desechadas en cuanto volvió la paz.
Por otro, en la Unión Americana, era aprobada la ley de derechos civiles llamada Title IX, con esta base: “Ninguna persona en Estados Unidos será excluida de participar, o privada de los beneficios, o discriminada de ningún programa educativo, con base en su género”. Consecuencia de eso, proliferaron como nunca los equipos femeniles, incluidos muchos de futbol. Ese es el verdadero parteaguas hacia el que debemos girar al observar el auge del balompié femenino estadounidense. Ese y, ciertamente, tanta seriedad como trabajo.
Mientras que en Inglaterra el veto terminó, pero apenas se disculpó la FA por el mismo en 2008, en Estados Unidos el soccer se incrustó de inmediato en las rutinas de escuelas, pasatiempos y familias.
El resultado hoy es que, así como Alemania o Brasil son históricamente más poderosos que Inglaterra a nivel varonil, las chicas inglesas continúan muy lejos de los alcances de las siempre favoritas, Estados Unidos.
Han creado una espléndida Liga Premier y de a poco van creciendo al grado de haber sido ésta su segunda semifinal mundialista consecutiva, aunque de momento sin posibilidad de vencer al gigante que suma seis medallas olímpicas en cinco participaciones y que jamás ha concluido por debajo del tercer lugar en Mundiales.
Muchos ingleses se molestaron con el festejo del te, como el teatral periodista Piers Morgan que exageraba calificándolo como casi una declaración de guerra.
Eso confirma algo que muchos no quieren ver: que el futbol femenil siembra las mismas emociones que el varonil; animosidad, pasión, inspiración, resentimiento, nacionalismo a veces mejor o peor entendido…, y todo con un desempeño mucho más leal que el que se ve entre los varones.
Twitter/albertolati