Es un municipio más de Guanajuato. Se ubica en la región centro-norte de la entidad. No alberga a más de 150 mil habitantes, y desgraciadamente no recibe a los turistas que debería.

Dolores Hidalgo es la Cuna de la Independencia de México: en el atrio de su parroquia se lanzó la arenga para tomar las armas en contra del régimen virreinal y la Corona española, la madrugada del 16 de septiembre de 1810.

El Grito de Dolores o el Grito de Miguel Hidalgo y Costilla es quizá la ceremonia que más nos identifica; no importa si eres moreno o blanco, intelectual o iletrado, dueño o empleado, viejo o niño, vivas en el extranjero o en territorio nacional.

Todos gritamos con entusiasmo “¡Viva México!” sin importar preferencia sexual, condición económica o creencia religiosa. Ese “¡Viva México!” se grita en las casas más modestas y en las mansiones de los clubes de golf.

En Dolores trabajaron o conspiraron a favor de la independencia: Mariano Abasolo, Luis Antonio Portillo, Francisco Mascareñas y Pedro García.

Ahí nació pues la lucha organizada para ser un pueblo independiente, libre, separado de España. Entonces, ¿por qué tenemos tan olvidado a este municipio?

Es para que fuera “el gran lugar”, donde estuviera “el gran museo” con accesos carreteros de primera, hoteles de todas las estrellas a sus alrededores y con recursos suficientes para promocionar el histórico destino.

No está tan mal, pero estamos desperdiciando nuestra cuna. Imagino miles de estudiantes cada año visitando ese lugar, donde se tocó la campana para levantarnos en armas contra los reyes católicos.

Imagino igualmente un museo enorme, sin escatimar recursos, rodeado de comodidades para los viajeros que van a conocer sus raíces como pueblo liberado. Junto con San Miguel de Allende se podría lograr un destino de clase mundial.

Urge una decisión política desde Palacio Nacional. No queremos ya un Presidente que se hospeda en la Casa de Visitas cada seis años (en su quinto Grito, cuando va a este municipio), sino un gran proyecto para rescatar y relanzar un sitio fundamental de nuestra historia. Sería un acierto para reactivar la economía de la región.

No exagero. Debería ser uno de los lugares que todo mexicano quiera pisar. Claro, con una megainfraestructura para centenas de miles de paseantes interesados en sus raíces. Así podrían disfrutar sus tradicionales nieves, el vino que ahí se produce y la gastronomía de la zona.

Sencillamente el presidente municipal Miguel Ángel Rayas Ortiz no puede solo. Tampoco está en manos del gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo promocionar y cobijar a los turistas. Se necesita un gran acuerdo nacional para rehacer el Museo de la Independencia, donde podamos observar los principales documentos del periodo fundamental de nuestra patria. Claro, con los más modernos estándares museográficos.

Causa tristeza ver a dos o tres turistas extranjeros sacándose una foto frente al sitio donde se dio el Grito, mientras una docena de mexicanos ni pelan el lugar. Insisto, urge una decisión política desde Palacio Nacional.

Con Valor y Con Verdad.- Algo muy similar pasa con Iguala, Guerrero, Cuna de la Bandera. Hoy es un sitio reconocido internacionalmente porque ahí desaparecieron los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.

@GustavoRenteria
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