López Obrador usa ciertas palabras o frases que, en realidad, significan cosas muy distintas. Habla en claves para no verse tan agresivo en sus ataques contra determinados segmentos, o para poder, posteriormente, desdecirse o torcer sus declaraciones. Esto es algo común entre los viejos políticos: manejar un lenguaje alterno como mecanismo de defensa contra el compromiso verdadero. Sin embargo, este idioma también impulsó parte del desprestigio actual contra los políticos, revelando la existencia de sus agendas ocultas.
Veamos el caso de López Portillo. Cuando en 1992 se autoproclamó el “último presidente de la Revolución” (Proceso, 09/11/92) en una entrevista que le hicieron en Argentina, no se refería a literalmente ser el último eslabón en el linaje político callista o cardenista, ni a que sus sucesores tenían menos legitimidad racional weberiana (derecho a dar órdenes de los que llegan a un puesto de decisión dentro de un sistema, no necesariamente democrático, en el que el cargo da el poder a la persona, y no al revés) de conducir aquél sistema autoritario de partido cuasihegemónico que venía sangrando desde el 2 de octubre de 1968.
Más bien, López Portillo se refería a que él fue el mandatario a quien el modelo proestatista y petrolizado de economía mixta, que ya venía dando señales de infección grave desde la devaluación de 1976, le explotó en las manos. En aquella entrevista, el expresidente usa la palabra “último” para referirse a “enterrador” o “sepulturero” de un modelo económico que quebró las finanzas mexicanas en 1982. Por esa costumbre de cambiar el significado de las palabras entre el viejo priismo nacionalista-revolucionario, el origen ideológico del presidente López Obrador, les traigo la parte 2 del Diccionario Básico AMLO-Español.
Gasolina: Mezcla de hidrocarburos usada como métrica psicosocial de bienestar poblacional; debe ser forzosamente refinada en México, aunque cueste más, ya que si la refinamos en otros países, somos traidores a la Patria y enemigos de la soberanía.
Iglesia (Evangélica): Propagandistas afines y aliados políticos del presidente; reparten panfletos gubernamentales a cambio de prebendas y acceso directo a López Obrador. En 2021 serán parte crucial de los movilizadores pro-MORENA en el centro y norte del país.
Jóvenes Construyendo el Futuro: Programa social con la buena intención de capacitar a la juventud mexicana en materia laboral de la mano del sector privado; mal diseñado, y propenso a la corrupción en forma de “moches” (veáse: https://bit.ly/2L4UlsG).
Mafia del Poder: Potentados corruptos que no apoyan al presidente; pueden ser perdonados y premiados si declaran su fe ciega al régimen.
Pelele: Títere de la Mafia del Poder; puede ser cualquier persona, menos López Obrador.
Rapaz (Minoría): Élites extractivas que no apoyan al presidente; distintas a las élites extractivas que sí lo hacen.
Slim Helú, Carlos: Empresario socialmente responsable y triunfador, o plutócrata corrupto, según convenga narrativamente al presidente.
Trump, Donald J.: Jefe directo de López Obrador; con absoluto poder de decisión sobre la política migratoria y la diplomacia de México.
X., González Guajardo, Claudio: Plutócrata enemigo del pueblo; culpable parcial de todo obstáculo que encuentre la Cuarta Transformación; júnior fifí; falso activista.
@AlonsoTamez