BUENOS AIRES.- El ex presidente Fernando de la Rúa, quien murió hoy a los 81 años de edad, dejó su marca en Argentina porque durante su gestión estalló la peor crisis económica del país y abandonó el poder a bordo de un helicóptero para escapar de las intensas protestas que dejaron 39 muertos.
El ex gobernante que falleció este martes a las 07:10 horas locales (10:10 GMT) a consecuencia de una descompensación generalizada, se encontraba hospitalizado desde el lunes pasado en el Instituto Fleni de Escobar, en Buenos Aires, debido a que presentaba problemas cardiacos y renales.
A principios de año, el ex jefe de Estado fue internado de urgencia por una infección respiratoria, que agravó dolencias cardiovasculares previas, lo que obligó a practicarle una angioplastía coronaria y ser puesto en un coma inducido.
De la Rúa nació el 15 de septiembre de 1937 en Córdoba, en el seno de una familia de clase media, y en la Universidad de esa ciudad estudió derecho hasta el grado de doctorado, y se afilió a la Unión Cívica Radical (UCR).
Fue el primer jefe de gobierno electo en la Ciudad de Buenos Aires, tres veces ocupó un escaño como senador nacional, y una vez fue diputado.
En 1999, pese a pertenecer al sector más conservador de la UCR, De la Rúa se alió con el centroizquierdista Frente País Solidario (Frepaso) para buscar la Presidencia de Argentina y puso fin a una década de gobiernos del Partido Justicialista, al asumir el 10 de diciembre de ese año la administración argentina.
La gestión de De la Rúa, que debía concluir en 2003, sufrió un pronto deterioro por la continuada y profunda recesión económica y la delicada situación financiera, por lo que el 20 de diciembre de 2001, con dos años y 10 días de gobierno y en medio de numerosas protestas sociales, renunció al cargo.
En agosto de 2000, el gobierno de De la Rúa enfrentó graves acusaciones por supuestos sobornos millonarios a senadores peronistas y aliancistas para sacar adelante una polémica reforma laboral.
Debido a la crisis económica y la tensión política, De la Rúa sustituyó a su ministro de Economía, José Luis Machinea, por Ricardo López Murphy, el 2 de marzo de 2001.
Este último impuso un plan de austeridad y recortes presupuestarios que fueron rechazados por los sindicatos, por lo que se vio forzado a dimitir 14 días después.
El 20 de marzo de ese año, De la Rúa designó como ministro de Economía con amplios poderes a Domingo Cavallo, quien logró un acuerdo internacional para renegociar la deuda, y negoció en agosto con el FMI un préstamo por ocho mil millones de dólares para evitar la bancarrota.
Las condiciones para el crédito incluyeron un plan de ajuste, a fin de asegurar un crecimiento sostenible y el pago de los intereses de la deuda externa, que ascendían a 130 mil millones de dólares, el 45 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), con severos efectos sociales.
Machinea, López Murphy y Cavallo parecieron concentrarse solo en el pago de una deuda externa cada vez mayor y en el mantenimiento de una convertibilidad que hacía años ya era insostenible.
En noviembre de 2001, ante la imposiblidad del gobierno para detener la incertidumbre, los ahorradores comenzaron a retirar sus fondos de los bancos, por lo que Cavallo aplicó el 1 de diciembre el llamado “corralito financiero”, que suspendió por 90 días el retiro de sumas superiores a 250 pesos o dólares semanales de las instituciones bancarias.
Aunque las protestas y las huelgas por la polémica laboral ya habían iniciado antes, el “corralito” fue el principal detonante del descontento que el 19 de diciembre ganó las calles. Los argentinos, incluidos de la clase media, salíeron a las calles a protestar con los característicos “cacerolazos” para que sus demandas fueran escuchadas.
Un día después la situación se desbordó, con la aparición de saqueos a comercios y bancos, la imposición del estado de sitio, la represión policial armada y la muerte de 39 personas durante las manifestaciones.
Por la tarde, el mandatario presentó su renuncia ante el presidente del Senado, Ramón de la Huerta, y abordó un helicóptero que lo alejó de la presidencial Casa Rosada y de la vida política, sin que la crisis en Argentina fuera resuelta.
En 2006, De la Rúa y Cavallo fueron procesados por “cohecho”, aunque tres años después se sobreseyó la causa.
MGL