En las últimas décadas, sólo un Secretario de Hacienda había durado menos tiempo en el cargo que el hasta ayer titular de la dependencia, Carlos Urzúa. En diciembre de 1994, Jaime Serra Puche, tras 28 días de gestión, se vio orillado a presentar su renuncia. Los errores atribuidos al entonces encargado de la política económica del país motivaron su salida y una de las peores crisis que se hayan vivido en nuestra historia reciente.
La salida de Carlos Urzúa es sin duda muestra de la existencia de una profunda crisis dentro del gabinete del Presidente López Obrador. El tabasqueño no tendrá argumentos para negar que algo se ha descompuesto en el manejo de las finanzas públicas y en la gestión de su gobierno
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Esta decisión no es cosa menor. Se trata del funcionario que tiene como responsabilidad generar confianza en los mercados y fungir como garante del buen crédito del país. La carta en la que Urzúa anuncia su renuncia, difundida ayer a través de las redes sociales, refleja lo que se ha venido comentando en los primeros siete meses de esta administración: en el actual gobierno existen intereses divergentes en la toma de decisiones, conflictos de interés e imposición de funcionarios sin experiencia en sus respectivas carteras.
Basta disgregar los argumentos de su misiva para concluir lo antes señalado. Según el hoy ex Secretario de Hacienda, en el gabinete existen discrepancias en materia económica. Advierte que muchas de ellas son resultado de la toma de decisiones “sin el suficiente sustento”, lo que los mercados podrían interpretar como improvisación en el manejo de la política económica.
El texto sugiere que las decisiones económicas no se han tomado con base en evidencia, se han descuidado sus efectos y han sido motivadas por “extremismos”.
Carlos Urzúa denuncia que le fueron impuestos funcionarios “que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública”, afirmación que nuestros principales socios leerán como la llegada de servidores públicos improvisados a una de las carteras que mayor rigor técnico exige. Finalmente, el ex titular de Hacienda revela la existencia de personajes con amplia influencia dentro del gobierno que tienen un “patente conflicto de interés”.
Lo sucedido ayer será leído en México y en el extranjero como un episodio más de una administración que ha sido señalada por la toma de decisiones polémicas, carentes de rigor técnico y basadas en dogmas.
Basta con analizar la respuesta presidencial ante la renuncia del Secretario de Hacienda: “Él no está conforme con las decisiones que estamos tomando y nosotros tenemos el compromiso de cambiar la política económica que se ha venido imponiendo desde hace 36 años. A veces no se entiende que no podemos seguir con las mismas estrategias. No se puede poner vino nuevo en botellas viejas”.
Segundo tercio. El que resultó tener otros datos fue Carlos Urzúa.
Tercer tercio. Vienen ajustes en el gabinete, aseguran los que saben. Lo de ayer, reflejo de una profunda molestia en el gobierno.