Esta semana el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador sufrió la primera renuncia significativa de su Gabinete cuando Carlos Urzúa decidió dejar la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
El anuncio ocasionó una ligera caída en los mercados y en el tipo de cambio, así como una reacción en cadena de los empresarios e inversionistas del país, que tras el rápido nombramiento de Arturo Herrera como encargado de la política financiera, los calmó.
Sin embargo lo preocupante no es la renuncia, sino la denuncia que hizo el ex titular de Hacienda en la carta donde expuso los motivos para separarse del cargo, que dejan ver el origen de erráticas decisiones que se han visto reflejadas en recortes importantes a programas sociales, al sector salud, al deporte, a la ciencia y a la cultura por nombrar algunos ejemplos.
Carlos Urzúa acusó que en la administración federal se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento y que le resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública.
Tanto estupor generaron entre los integrantes de la Cuarta Transformación las denuncias del ex secretario, que lo calificaron de cobarde, neoliberal e inadaptado al considerar que no se pudo adaptar a los nuevos tiempos y a la política que dicta el Presidente.
El primer mandatario, no estuvo de acuerdo con la redacción del Plan Nacional de Desarrollo hecho por expertos en materia económica y que a su consideración daba continuidad a la denominada política neoliberal, por lo que decidió cambiar el texto y el Plan aprobado por la Cámara de Diputados quedó sólo en un proyecto de buenas intenciones.
Es por ello que estas acusaciones encienden las alertas del totalitarismo con el que la administración federal toma las decisiones y da sentido al nombramiento de personajes que sin importar el nivel académico, la experiencia en el sector o su profesionalismo, ocupan importantes cargos en el gobierno.
Además deja claro que el Presidente quiere al frente de cada dependencia a funcionarios obedientes, que no se atrevan a enfrentarlo, pues para López Obrador quien no está con él, está en su contra.
Y en Pregunta sin Ofensa:
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