Los objetivos de la política monetaria de Estados Unidos, diseñada e implementada por la Reserva Federal de ese país, son controlar la inflación y velar por la creación de trabajos para alcanzar el pleno empleo. Ésta es una particularidad a nivel mundial, ya que la mayoría de los bancos centrales no tiene un mandato dual, como en el caso de la Unión Americana, sino que solamente se encargan de controlar la inflación, como sucede en México.
El mandato del Banco de México, que emana de nuestra Constitución, fue establecido en 1933, durante una de las épocas económicamente más turbulentas a nivel mundial. Desde entonces hasta ahora, las políticas económicas puestas en marcha por los Gobiernos, así como las instituciones encargadas de diseñarlas, implementarlas y evaluarlas han cambiado dramáticamente, pero ése no ha sido el caso de los bancos centrales.
Por eso, desde hace algunas décadas se inició un debate sobre si el Banco de México debería tener un doble mandato o quedarse con la única responsabilidad de mantener el valor de nuestra moneda. Ésta es una discusión que hoy en día cobra especial importancia, ya que quienes apoyan la idea de un doble mandato argumentan que, muchas veces, las medidas tomadas para controlar la inflación afectan al crecimiento económico.
Por otro lado, quienes se oponen al mandato dual argumentan que el hecho de que el banco central se dedique a promover el desarrollo económico generaría, simultáneamente, pérdidas en el poder adquisitivo de la moneda, creando una inconsistencia en los objetivos mismos del banco.
Debemos reconocer que, implícitamente, el Banco de México ya coadyuva al desarrollo económico de nuestro país, al lograr la estabilidad macroeconómica de éste. Es decir, sus funciones —por sí mismas— ya van encaminadas al pleno empleo. Además, descuidar los niveles inflacionarios tendría, sin duda, efectos negativos, especialmente entre la gente de bajos ingresos, que no podría adquirir bienes y servicios a precios mayores. Sin embargo, el hecho de que la ley no mandate que ésta sea una función explícita puede ocasionar que, en tiempo de baja inflación, no se utilicen estrategias para poder impulsar el desarrollo económico.
Actualmente, en el cambio de régimen que México experimenta, no se busca incluir en el desarrollo a un sector de la población que, históricamente, se había quedado fuera del mismo. Por ello, es importante echar mano de todas las herramientas posibles para promover el desarrollo nacional.
El Banco de México es una de las instituciones autónomas del país con mayor credibilidad, lo que acentúa su importancia en el desarrollo nacional. Durante años, ha logrado mantener la inflación del país en niveles correctos; quizá es momento de aceptar que sus funciones van más allá de esto.
Como en toda discusión de política pública, es necesario poder plantear las implicaciones que tendría ampliar el mandato del Banco; sin lugar a dudas, es un tema que se debe analizar.