El mal llamado Plan de Negocios de Petróleos Mexicanos va a requerir de modificaciones legales para que la empresa petrolera tenga una menor carga fiscal. Y para asegurarse que todos entiendan que el paso por el Congreso de esos cambios son mero trámite, el presidente Andrés Manuel López Obrador se deja ver fotografiado flanqueado por los dos líderes de sus mayorías legislativas.
No hay duda, el Presidente tiene todo ese enorme poder político que le permite imponer su agenda. Ésa que en materia económica hoy le ha dado por llamar economía moral.
Y si bien queda un pequeño resquicio de oposición política en el Senado y el Poder Judicial goza de una criticada independencia, todo esto constituye un mundo paralelo, al menos en el terreno económico.
Pero por más que las decisiones en materia de política económica en el Gobierno de la 4T sean unipersonales, “la economía” del país está constituida por todos los agentes económicos. Las familias y las empresas, los bancos, los profesionistas independientes, el Gobierno y demás.
Y el modelo que de hecho el gobierno del presidente López Obrador ratificó, por ejemplo, con la firma del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, el T-MEC, es la de un Estado facilitador de las actividades económicas de los particulares.
En el mundo económico paralelo que se alimenta desde la 4T, la economía va requetebién, hay adversarios más que agentes económicos. Hay un crecimiento que se siente, no una recesión en ciernes.
No hay espacio para pensar diferente, para calcular resultados económicos más negativos o para denunciar los principales proyectos de infraestructura, Tren Maya, Santa Lucía o Dos Bocas, sin ser parte de una malintencionada mafia del poder.
Se ha tomado, por ejemplo, a las firmas calificadoras como partes interesadas en que fracase la gestión de la 4T, cuando son empresas que cobran a sus clientes por advertir riesgos de inversión.
Hay dos nuevos pronósticos, más pesimistas, del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) durante este año en México. Goldman Sachs, que lo deja en 1% y HR Ratings que lo reduce a 0.85%.
Estos análisis, lejos de tomarse como advertencias para corregir lo que no esté funcionando, se toman como una agresión y un intento de sabotaje.
Y mientras tanto, los datos duros demuestran que esas estimaciones de un comportamiento adverso de la economía son reales.
Hay una pérdida de empleos formales, una sostenida baja en la actividad industrial, los indicadores de consumo se debilitan.
Y el conjunto de toda esta información ya dio paso a un primer dato negativo del comportamiento del PIB en el primer trimestre, en 15 días llega la confirmación de una debilidad semestral de la economía.
Lo más peligroso de un mundo económico paralelo de bonanza y excelentes resultados no es que se convierta en un discurso para un electorado cautivado por el carisma de su líder. El verdadero riesgo es que se crea desde el interior que es verdad que todo va de maravilla, porque entonces no se actúa en congruencia con las señales del mundo real.