En 1981, en una entrevista con la prestigiada revista Connaissance des Arts, el entonces Presidente francés, François Mitterrand, señaló que el papel del político en el arte “no es ser parte del espectáculo”. Esta máxima se aplica en toda circunstancia para quienes tienen o hayan tenido algún vínculo con el ejercicio del poder.
Esta idea resurge cuando la figura presidencial y la investidura que lo acompaña se han visto vilipendiadas. La frase viene a colación por el papel que han jugado los ex mandatarios Enrique Peña, Felipe Calderón y Vicente Fox, quienes, por diferentes razones, han estado en la agenda mediática.
Si se parte de la regla no escrita que dicta que todo primer mandatario, al término de su gestión, deberá retirarse de la vida pública, llevar una vida discreta y alejarse del quehacer político, queda claro que, en este caso, se trata de letra muerta.
Enrique Peña ha estado en los medios por dos grandes temas: los señalamientos a su gestión y la vida social que ha hecho pública a través de las redes sociales y las revistas del corazón. Ampliamente criticado durante su mandato por el uso de este tipo de plataformas, al hoy ex Presidente parecen no importarle las consecuencias que pueda tener para él y su futuro la exposición de su actual relación sentimental y de sus actividades en México y en el extranjero.
Una de las mayores críticas en contra de la administración pasada fue la supuesta frivolidad con la que se condujo el primer mandatario, con las conocidas consecuencias en sus niveles de aprobación. La misma actitud, ya fuera de Los Pinos, no abona en nada en momentos en que la sociedad parece no tolerar más situaciones como ésta y contribuye a un mayor desprestigio del PRI en tiempos de sucesión interna.
A Felipe Calderón se le ha visto en campaña, discutiendo en la calle, en pelea directa con el presidente López Obrador, su gabinete y con quien se le ponga enfrente en el ánimo de atraer reflectores que sirvan para la creación de un nuevo partido político.
El único Presidente panista con nivel de estadista parece haber olvidado la importancia de preservar la figura que alguna vez encarnó. Su investidura como ex mandatario exigiría un comportamiento más serio y menos belicoso, a la altura del proyecto que busca encabezar.
Vicente Fox puede ser considerado como un error de la historia, como el Presidente que perdió la oportunidad de impulsar la construcción de un Estado moderno.
Más preocupado por la pérdida de los ingresos públicos que alimentaban su fundación, Fox se dedica a disparar improperios, sin lógica alguna, en contra del nuevo régimen. Lo hace en redes sociales con las más sorprendentes faltas de ortografía (govierno, así como lo lee), reflejo de una profunda ignorancia que lleva a preguntarnos cómo fue que llegó a la Presidencia de la República.
Tan difícil es ser Presidente como lo es ser ex Presidente. El respeto a la investidura que alguna vez los acompañó pasa por la discreción de su vida posterior al poder. Claro ejemplo de ello es Ernesto Zedillo, el modelo a seguir para sus pares que hoy atraen los reflectores por su cuestionable comportamiento.
Segundo tercio. Muy interesante la llegada de Miguel Alemán Magnani a la radio, a través de la adquisición de 50% de las acciones de Radiópolis Televisa. Significa el regreso de esa familia a este importante medio de comunicación.
Tercer tercio. En espera de otro espectáculo: el de Sanjuana Martínez en la mañanera.