La Vía Láctea, donde se encuentran nuestro sol y miles de millones de otras estrellas, se fusionó con otra galaxia más pequeña en una colosal colisión cósmica hace unos 10 mil millones de años, dijeron el lunes científicos basándose en datos del observatorio espacial Gaia.
La unión de la Vía Láctea y la llamada galaxia enana Gaia-Enceladus aumentó la masa de nuestra galaxia en cerca de un cuarto y dio inicio a un período de formación de estrellas acelerada que duró entre 2 mil millones y 4 mil millones de años, dijeron científicos.
“Sí, de hecho fue un momento decisivo”, dijo la astrónoma Carme Gallart del Instituto de Astrofísica de Canarias en España, autora principal de la investigación publicada en la revista Nature Astronomy.
Las galaxias de todos los tipos, incluida la Vía Láctea, comenzaron a formarse relativamente pronto después de la explosión del Big Bang que marcó el inicio del universo hace unos 13.800 millones de años, pero generalmente eran más pequeñas que las que se pueden ver actualmente y formaban estrellas a un ritmo acelerado.
Posteriormente, las fusiones fueron fundamentales para configurar las galaxias que existen ahora.
Mediciones de alta precisión sobre la posición, brillo y distancia de cerca de un millón de estrellas a unos 6 mil 500 años luz del Sol, obtenidas por el telescopio espacial Gaia -operado por la Agencia Espacial Europea- ayudaron a precisar qué estrellas existían antes de la fusión y cuáles se formaron después.
Descubrieron que en la Vía Láctea se formaron ciertas estrellas con mayor contenido de elementos diferentes al hidrógeno o helio, y que otras con menor contenido se originaron en Gaia-Enceladus, debido a su menor masa.
Si bien la fusión fue dramática y ayudó a formar la Vía Láctea, no fue una calamidad destructora de estrellas.
“Este choque fue grande en términos cósmicos, pero si ocurriera ahora, probablemente no nos habríamos dado cuenta a nivel humano ni del Sistema Solar”, dijo Gallart.
DAMG