El canciller Marcelo Ebrard conoce su trabajo, sabe actuar con cautela y entregar buenos resultados, así lo confirmó ayer cuando ante la prensa informó al presidente Andrés Manuel López Obrador que México había cumplido con el acuerdo de Estados Unidos, reducir el flujo migratorio en 45 días.
El despliegue de la Guardia Nacional en la frontera con Centroamérica fue una decisión eficaz, logró reducir el tránsito de migrantes de tres mil 880 por día, el 7 de junio, a dos mil 652 personas el 13 de julio. Es decir, 36.2% menos.
Las acciones fueron reconocidas por el propio Mike Pompeo, secretario de Estado del país vecino, quien señaló que México ha dado pasos muy importantes para reducir el flujo migratorio. Sin embargo, comentó, aún queda mucho por hacer.
Los buenos oficios de Marcelo Ebrard y los resultados obtenidos estos primeros días lo llevaron a solicitar la reinstalación del Programa de Repatriación, que daba apoyo a los mexicanos deportados de Estados Unidos y que fue cancelado en 2018. Unas por otras.
Ayer mismo, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos informó que las deportaciones “exprés” de inmigrantes que hayan cruzado ilegalmente y sean capturados en cualquier lugar de su territorio empezarán a aumentar muy pronto. Se trata de un programa que normalmente sólo se aplicaba en la frontera sur con México.
Si nuestra nación trabaja en la reducción de los flujos migrantes, es necesario que Estados Unidos apoye a los repatriados, pero también que contribuya en otros aspectos, como el control del tráfico ilegal de armas.
¿Por qué es tan importante este tema?
De acuerdo a los datos proporcionados por el canciller, el número de armas cortas usadas para cometer delitos en México ha crecido en 9% en el último año; los rifles automáticos, en 60% y las armas de asaltos, en 120%.
La corresponsabilidad es parte fundamental del combate a la seguridad. Estados Unidos pidió controlar el éxodo migrante para contribuir precisamente a su seguridad; hoy México pide lo mismo.
Detener el tráfico ilegal de armas también ayudará a mejorar los niveles de seguridad en nuestro territorio.
No sería la primera vez que se pone atención a este asunto. Recordemos la famosa operación Rápido y Furioso, una acción que dejó al descubierto la vulnerabilidad de nuestro vecino en el control, la venta y distribución de armamento, ya que se permitió el ingreso ilegal de dos mil 500 armas con chip a territorio mexicano para dar seguimiento en su movimiento por el país, pero la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos las extravió y terminaron en manos de grupos delictivos.
Por ahora, es una buena noticia que no haya sido necesario iniciar ningún tipo de negociación con respecto a un eventual acuerdo de tercer país seguro.
Marcelo Ebrard entregó buenos resultados; tanto México como a los Estados Unidos, hoy toca que ellos actúen, también, en sus puntos fronterizos, pues como lo dijo el mismo Pompeo: “Estados Unidos y México comparten mucho más que una frontera”.