Los gobernadores empiezan a entender al Gobierno federal.
Mitad humor, mitad realidad -y no sin cierta incomodidad-, se autodividen en dos segmentos: los socios y los entenados.
Los primeros también son identificados como hijos políticos.
Son, naturalmente, quienes durante mucho tiempo han jugado con Andrés Manuel López Obrador tanto en sus movilizaciones iniciadas en los ochenta como en su campaña presidencial de 2018.
En ellos destacan los mandatarios emanados de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), creación personal suya y siempre a disposición del tabasqueño.
Se conocen:
En funciones están la capitalina Claudia Sheinbaum, el tabasqueño Adán Augusto López, el chiapaneco Rutilio Escandón y el veracruzano Cuitláhuac García.
Y por entrar hay dos en ruta: el poblano Miguel Barbosa y el bajacaliforniano Jaime Bonilla.
Para ellos hay, valga la paráfrasis a Benito Juárez, mucha gracia, elogios discursivos y respaldo político, y por supuesto justicia.
HAY JUSTICIA A SECAS
Los demás son los entenados.
Con ellos hay menos gracia y algo de justicia.
Traducido a praxis política: reciben un trato civilizado, algunos reconocimientos y apoyo económico con base en proyectos por interés propio o tras larga labor de convencimiento.
Son, para mayor identidad, quienes al comenzar el sexenio recibían rechiflas y abucheos hasta la protesta generalizada de la propia Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago).
Algunos debieron salir a protestar.
Pongamos tres botones en el aparador casi en orden de inconformidad: José Ignacio Peralta (Colima), José Rosas Aispuro (Durango) y Enrique Alfaro (Jalisco).
A todos, pero sobre todo a los adoptivos, les ha costado acercarse, establecer amistad y negociar acuerdos, pero han encontrado el modo de acarrear beneficios para sus entidades.
Piden hasta convencer.
Con una salvedad, según un sondeo realizado con más de una decena de ellos: el tabasqueño prima los proyectos de su propio interés y para ellos son los mayores recursos.
¿Cuáles son sus prioridades?
La nación los conoce: la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y el Corredor Transístmico.
PENDIENTE DE TRUMP
1. Se esperaba más de la visita de Mike Pompeo.
Trajo el reconocimiento de Donald Trump, pero no el avance enviado a Andrés Manuel López Obrador a través de Marcelo Ebrard desde Osaka:
-Van muy bien. Síganle así y ya no habrá aranceles a sus exportaciones.
Ni modo, a esperar otros 45 días.
2. Fue un momento de emergencia y de oportunidad.
El Gobierno de la Ciudad de México se le deterioraba a Claudia Sheinbaum por la inseguridad y la falta de frutos en el combate a la criminalidad.
Hizo ajustes en la Procuraduría General de Justicia (PGJ) y el 19 de junio designó a Omar García Harfuch al frente de la Policía de Investigación.
Tiene varios frutos y en días recientes nos ofreció dos: detuvo y consignó a los responsables de los homicidios del arquitecto Pablo González Kúsulas y del universitario Norberto Ronquillo.
Trae otros casos pendientes, pero debe tranquilizar a la capital ver a un profesional en ese puesto.