Más de 225 mil víctimas de trata de personas ha documentado la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) desde 2003, mismo año en que entró en vigor el Protocolo de Palermo para prevenir, reprimir y sancionar el tercer negocio criminal más lucrativo después del crimen organizado y del tráfico de armas.
En el Diagnóstico sobre la Situación de la Trata de Personas en México, presentado recientemente, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos reveló que entre 2012 y el 31 de julio de 2017 se identificaron cinco mil 245 víctimas de los delitos en materia de trata de personas. Es interesante que 84% de las víctimas son mexicanas, mientras que 13% tiene otra nacionalidad; se identificaron de 28 países, entre ellos Argentina, Bielorrusia, Brasil, Chile, China y Colombia.
En cuanto a la judicialización, el informe precisa que en los cinco años analizados se dictaron 858 sentencia por delitos en materia de trata de personas. Del total de las sentencias dictadas, 296 fueron absolutorias y 562 condenatorias.
Hay otra fuente indispensable para entender este delito en nuestro país: los reportes de la Línea Nacional contra la Trata de Personas (01 800 55 33 000) que opera el Consejo Ciudadano para la Seguridad de Justicia de la Ciudad de México. En lo que va de 2019, de las denuncias se precisa que 50% de las víctimas son mujeres y 85% de los casos tipificados como trata refieren a explotación sexual.
Aunque la prostitución ajena y otras formas de explotación sexual es la forma de trata más conocida, existen otros 10 tipos en la clasificación mexicana, entre los cuales se encuentran la explotación laboral, mendicidad forzosa, adopción ilegal de una persona menor de 18 años, utilización de actividades delictivas, matrimonio forzoso y trabajo o servicios forzados.
Hoy se conmemora el Día Mundial contra la Trata de Personas, y queda claro que es momento de repensar nuestro enfoque y combate a este delito. Hay que tener claro que la desigualdad, la violencia y el poder de los tratantes frente a las víctimas son factores que facilitan el enganche con sus causas sociales.
Hablamos de un compromiso integral para enfrentar la trata, que en concordancia con la estrategia de Seguridad de la Ciudad de México y a nivel federal, nos permita garantizar los derechos fundamentales e implementar estrategias de combate para la desarticulación de bandas delictivas y la judicialización de los casos.
Hablamos de un compromiso integral para enfrentar la trata, que nos permita ir más allá de la retórica, lo cual es imposible si no fomentamos la denuncia y la consiguiente confianza en la autoridad.
Ésa es la forma en la que podemos ir todos juntos contra la trata de personas.