América Latina y el Caribe se encuentran inmersas en el clima de incertidumbre y desaceleración que caracterizan a la economía mundial, señaló hoy la CEPAL en sus proyecciones de crecimiento actualizadas.
La entidad espera que la región tenga 0.5% de crecimiento de su Producto Interno Bruto para 2019, indicó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).
En esta actualización entregada este miércoles en su sede de la capital chilena, colocó a Dominica, en el Caribe, como el país con mayor crecimiento esperado al llegar al nueve por ciento, mientras que Venezuela tendrá retracción del 23 por ciento y Nicaragua registrará un retroceso de cinco puntos.
México, por su parte, se estima que crezca 1.0 por ciento en tanto el conjunto subregional de América Central tendrá un índice a la alza de 1.4 por ciento.
Bárcena insistió en que la región vive los efectos de la desaceleración económica mundial donde solo un país, India, muestra crecimiento mientras el resto de naciones registra descensos.
Destacó también el marcado debilitamiento del comercio mundial, donde mayo ha sido el mes clave en este año, pues fue cuando la guerra comercial entre China y Estados Unidos se recrudeció y los dos países se impusieron tarifas, lo que afectó a todos los países.
Señaló que de acuerdo a estudios de la CEPAL, la guerra China-Estados Unidos costará a Beijing 2.2 por ciento de su PIB y a Estados Unidos 0.6 por ciento, con un impacto en la región latinoamericana de seis por ciento en el primer trimestre de este año. “Un costo fuerte”, acotó.
Junto a las repercusiones de la guerra comercial China-Estados Unidos, Bárcena citó la caída de los precios de productos agrícolas y de la energía.
En el panorama regional, donde suman cinco los años de su desaceleración, con 21 de los 33 países regionales en ese proceso, puntualizó que América del Sur sigue siendo la preocupación.
De Venezuela, cuya economía se espera retroceda 23 por ciento este año en una tendencia que suma casi seis años, advirtió que las sanciones estadunidenses y europeas han repercutido en sus variables económicas con escasez en alimentos, energía y medicamentos para la población.
Ha habido una caída de 11 mil millones en las exportaciones venezolanas a Estados Unidos, mientras que las importaciones cayeron entre enero y abril 18 por ciento respecto al periodo 2016 a 2018, con graves efectos en alimentos y medicinas que en su mayoría son importados.
Advirtió que el peso de la economía venezolana junto con el de las correspondientes a Argentina, Brasil y México afectan al promedio latinoamericano.
Respecto a Argentina describió su situación como compleja, con buenas perspectivas derivadas de pronósticos optimistas de la cosecha de soja, pero políticas fiscal y monetaria restrictivas, aumento en el desempleo y crédito desalentado.
Sobre Brasil indicó que tuvo resultados no esperados en los primeros cinco meses del año como consecuencia de la contracción de su actividad minera, y afectado por el cuadro recesivo que vive Argentina, que es uno de sus más importantes mercados.
Hizo ver la interrelación entre Brasil y Argentina, donde lo que le sucede a uno le afecta a otro.
Chile, añadió, se ve afectado en buena medida por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, pues la nación asiática en su principal socio comercial, de manera que “lo que le duele a China le duele a Chile”, aseveró.
El Caribe y América Central destacan por sus altas tasas de crecimiento en relación al resto de la región, cuyo crecimiento estimó mediocre.
Para América Central explicó que esa tasa positiva se debe a las remesas provenientes del exterior, que significan en promedio 20.7 por ciento del PIB de El Salvador, Honduras y Guatemala.
La región centroamericana se beneficia además de la baja en los precios de alimentos y energía, rubros de los cuales son importadores netos, señaló por último.
jhs