A través de los años, el estrés, y algunos hábitos no tan favorables, la manera en la que respiramos se modifica al punto de acelerarse fácilmente y generar problemas.
Su función principal es mantener oxigenadas todas las células de nuestro cuerpo; una correcta respiración es indispensable para el buen funcionamiento de los órganos.
Inhalar profundamente y exhalar despacio ayuda a que una mayor cantidad de sangre pase por los pulmones; se digieren y asimilan mejor los alimentos por la oxigenación del sistema digestivo; mejore el sistema nervioso central debido a la oxigenación del cerebro, la columna y los nervios.
Conoce tres técnicas para realizar respiraciones profundas y benéficas:
1. Respiración abdominal
Coloca una mano sobre tu pecho y otra en el abdomen, inhala por la nariz y llena suavemente con aire los pulmones. Tu abdomen se inflará hasta quedar tan lleno como el pecho.
Conserva el aire por tres segundos y suéltalo lentamente por la boca. Dedica cinco minutos a realizar de tres a seis repeticiones.
2. Respiración de fosas nasales alternadas
Sitúa el cuerpo en una posición cómoda y tapa con el dedo índice una de tus fosas nasales, con la que está libre inhala hasta ocupar tus pulmones de aire. Sosténlo por algunos segundos y libéralo. Repite el patrón con la otra fosa.
Hacer varias repeticiones del ejercicio te llenará de energía.
3. Respiración de relajación
Esta técnica es ideal para antes de ir a la cama, así conseguirás un mejor descanso y relajar el cuerpo.
Consiste en recostarte y colocar una mano en el pecho mientras la otra va al abdomen. Cuando inhales de manera profunda, tensiona manos, pies, brazos, piernas, dedos, cabeza, y demás.
Al soltar relaja cada parte del cuerpo. Sentirás como liberas tensiones.
El extra:
Una buena respiración también favorece el rejuvenecimiento de la piel y glándulas, el corazón se esfuerza menos, lo que reduce el riesgo de enfermedades cardíacas, y ayuda a controlar el peso, pues favorece la quema de grasas.
LEG