Recorriendo algunas calles de Azcapotzalco en donde crecí, pensaba en la riqueza multicultural que tiene nuestra Ciudad de México en sus distintos espacios en las 16 alcaldías, muchos de ellos con nombres en náhuatl, que expresan piezas de nuestra historia que olvidamos atesorar.
Según la Encuesta Intercensal 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en la capital habitaban ocho millones 918 mil 653 personas, de las cuales 8.8 % se autorreconocían como indígenas, es decir, alrededor de 785 mil. De dicho total, cerca de 133 mil personas hablaban alguna lengua indígena, lo que representa 1.5 % de la población.
La Constitución Política de nuestra urbe reconoce su composición pluriétnica, plurilingüe y pluricultural, pues de acuerdo a la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes, en la capital se hablan 55 de las 68 lenguas indígenas nacionales, con mayor presencia del náhuatl (30% del total), el mixteco (12.3%), el otomí (10.6%), el mazateco (8.6%), el zapoteco (8.2%) y el mazahua (6.4%).
La Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas dispone que las lenguas indígenas y el español son lenguas nacionales, asimismo establece que dichas lenguas indígenas son válidas para cualquier asunto o trámite de carácter público, así como para acceder plenamente a información pública.
La lengua es un legado cultural que fortalece nuestra identidad porque nos recuerda nuestro origen y raíces.
Cada 9 de agosto se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, y este 2019 se celebra el Año Internacional de las Lenguas Indígenas para preservarlas y revitalizarlas.
En beneficio al derecho a saber en una ciudad intercultural, en mayo de 2019 se publicó una reforma a la Ley de Transparencia capitalina, para que las instituciones públicas fomenten que la información tenga un lenguaje sencillo, procurando su accesibilidad y traducción a lenguas indígenas de los pueblos, barrios originarios y comunidades de esta naturaleza que sean residentes en dicha metrópoli, cuando así se solicite.
El ejercicio del derecho de acceso a la información y la participación de las poblaciones indígenas deben contribuir a un mayor sentido de apropiación e influencia en las decisiones públicas que afectan sus vidas.
Su garantía efectiva representa desafíos concretos. Por una parte, la capacitación a los servidores públicos para que brinden un trato no discriminatorio a las personas, facilitado el uso de las lenguas indígenas; una intensa y permanente difusión sobre las bondades tangibles que trae consigo el derecho a saber para dichas comunidades; así como el fomento entre las mismas de la presentación de solicitudes de información y de protección a sus datos personales; adicional al empleo de medios de defensa en caso de no recibir lo requerido.
En la capital, autoridades y ciudadanía debemos sumar esfuerzos para afianzar la protección, promoción y preservación de las lenguas indígenas nacionales.
Reconocer su valor mediante su respeto y conocimiento significa resguardar la diversidad cultural que caracteriza a nuestro país, y que tenemos el deber de transmitir a las generaciones futuras para que sepan de dónde vienen y quiénes son, y se sientan orgullosas de ser mexicanas.
*Comisionada Ciudadana del Instituto de Transparencia de la Ciudad de México.
Twitter: @navysanmartin