La guerra de terror que el presidente estadounidense Donald Trump comenzó contra los hispanos al inicio de su campaña por la Casa Blanca pasó de las redadas masivas, la inhumana separación de familias y el encierro de niños a la agresión armada.

Patrick Crusius, de 21 años de edad, seguidor “nacionalista” de Trump, fue el ejecutor del primer atentado terrorista doméstico contra la comunidad mexicana en este país, masacrando a 22 personas y dejando a 24 heridos, en una tienda Walmart cerca del Centro Comercial Cielo Vista, en El Paso, Texas, próxima a la frontera con México.

Los hechos fueron una respuesta a la alarma generada por la advertencia de una inexistente invasión de mexicanos y centroamericanos, como escribió en un manifiesto de cuatro páginas.

Al atentado contra mexicanos, como confesó el asesino al entregarse a la Policía, siguió otro en Dayton, Ohio, 13 horas después, en el que murieron 10 personas y 27 resultaron heridas, así como una balacera en Chicago, que dejó mas de una docena de heridos. Aunque en los siguientes dos eventos ya no se comprobaron motivos raciales.

Eso consternó al país y levantó una ola de condenas por parte de congresistas demócratas, grupos de defensa de inmigrantes y de derechos humanos, así como de otros líderes que urgieron a reglamentar la venta de armas de fuego.

 

Redobla medidas contra indocumentados

Tras las trágicas balaceras, el Presidente Trump redobló sus acciones para mantener aterrorizada a la comunidad inmigrante de este país, ordenando redadas en Misisipi, donde agentes de ICE dejaron una huella de dolor y tristeza de cientos de niños que quedaron desamparados sin sus padres, quienes fueron arrestados.

“Queremos que la gente sepa que si viene ilegalmente a Estados Unidos vamos a sacarlos y eso (romper la vida de niños nacidos en este país) sirve como muy buena medida de disuasión, y no vendrán”, expresó Trump desde la Casa Blanca.

“Las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Misisipi destacan la idiotez de la política migratoria de Estados Unidos”, comentó el general retirado, Barry McCaffrey, ex Zar Antidrogas de la Casa Blanca, “necesitamos leyes sensibles para aplicarlas, la redada masiva capturó a 680 trabajadores que necesitan nuestra economía, gente buena y trabajadora, no pandilleros de la MS-13”.

Otros legisladores, gobernadores, alcaldes y activistas pro inmigrantes destacaron también la crueldad contra niños sin culpa e inocentes, privados de la protección de sus padres, bajo una política inhumana y racista.

 

Supremacistas generan más terror

Los supremacistas blancos también redoblaron sus esfuerzos de terror.

A unos cuantos días de la masacre en El Paso, la Policía de Springfield, Misouri, detuvo a un hombre de 20 años con armas cargadas y más de 100 tiros de municiones y chaleco antibalas, quien entró a una tienda de Walmart.

Al verlo, el gerente accionó la alarma de incendios para evacuar a la gente, mientras llamó a la policía, que lo confrontó y detuvo, sin que se disparara un solo tiro ni se registraran víctimas.

El departamento de Policía de Springfield se reservó la identidad del joven, argumentando que será plenamente identificado una vez que se presenten acusaciones formales por amenazas terroristas y otras violaciones a la ley federal y estatal de armas de fuego, porque aunque Misouri permite portar armas abiertamente, no se autoriza el uso intimidatorio ni bajo amenazas, que el joven habría hecho, informó el agente Mike Lucas.

En una autopista de Houston, Texas, otro hombre joven disparó en contra de dos automovilistas, causando su muerte.

 

Odio no tiene lugar en EU: Trump

En Ohio, el gobernador demócrata, Mike DeWine, ordenó de inmediato izar la bandera a media asta por tres días, en señal de duelo, la realización de vigilias o jornadas de oración y asistencia necesaria para conocer las causas del crimen.

En Washington, al regresar de su descanso, en su club de golf de New Jersey, dos días después, el Presidente Trump leyó un mensaje en teleprompter, en la Casa Blanca, diciendo que el país “debe condenar el racismo, intolerancia y supremacía blanca” en referencia al manifiesto de Crusius, pero evitó mencionar que el asesino actuó en defensa de lo que él mismo denunció durante tres años, como una “peligrosa invasión de latinos”, que algunos de sus seguidores, le gritaron, podría detenerse disparándoles.

“Esas ideologías siniestras deben ser derrotadas. El odio no tiene lugar en America; el odio envuelve y enferma la mente, envenena el corazón y devora el alma”, dijo Trump, quien ofreció instaurar la revision de antecedentes obligatoria para la compra de armas, aunque por presiones de la Asociación Nacional del Rifle, que lo apoyó en 2016 con 30 millones de dólares, luego se retractó.

Más armas que habitantes

Con 327 millones de habitantes, Estados Unidos tiene 393 millones de armas de todo tipo, que son propiedad de 118 millones de personas, 42% de la población, en unos 50 millones de hogares, según el mas reciente estudio de la organización Small Arms Survey, de Genova en 230 países.

Esto quiere decir que existen 120 armas por cada 100 residentes, el doble de lo que tiene Yemen, el país con más armas en posesión de civiles, que apenas llega a 52.8 armas de fuego por cada 100 habitantes.

Aunque Estados Unidos constituye sólo el 4% de la población mundial, poseen, el 46% de 857 millones de armas que hay en todo el mundo y se venden solo con la presentación de una licencia de conducir, sin revision de antecedentes ni límites y con la cantidad de municiones que se deseen, lo que consiguieron aprobar los republicanos durante su mayoría en el Congreso.

A su llegada, el presidente Donald Trump eliminó una prohibición impuesta por Barack Obama, para que personas con antecedentes penales o enfermedades mentales, no pudieran comprar armas, cuya venta libre estimula la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA), que mantiene control del presidente y el Congreso, mediante fuertes contribuciones de campaña.

Sólo coincidencias, entre supremacistas y Donald Trump

Mientras el Presidente Trump hablaba, el bloque “aceleracionista” de un creciente movimiento supremacista blanco externó jubilo porque el atentado se dirigó a hispanos, según el Centro Legal de Asistencia a Pobres, que monitorea a grupos de odio.

“Hey frijoleros, en caso de que no hayan escuchado la primera vez, Trump les dijo: deben regresarse, no tenemos alternativa, puro odio”, escribieron en el portal 8Chan, agradeciendo a “San Crusius”, como bautizaron al autor de la masacre, por “vengar la muerte de Kate Steinle y Mollie Tibbets, asesinadas por indocumentados.

El miércoles, Trump viajó a Dayton y El Paso para presentar condolencias a las víctimas y deseos de recuperación a los sobrevivientes, pero todos, en El Paso rehusaron hablar con él, conscientes que el mandatario también los considera invasores.

Bajo presión de la Casa Blanca, el Hospital consiguió que una de las sobrevivientes y el bebé huérfano de una pareja de hispanos que murieron en la balacera -que habían sido dados de alta-, regresaran.

Falta de respeto y sentido común

En lugar de condolencias o mensajes de solidaridad, el Presidente y la primera dama posaron sonrientes, con el pulgar hacia arriba, en una foto que publicaron en Twitter, diciendo que “fueron recibidos con amor, respeto y entusiasmo”, y quejándose de que los medios “lo menospreciaron”.

En su viaje de regreso a Washington, el Presidente Trump atacó a las autoridades de Dayton y a los aspirantes presidenciales demócratas Joe Biden, Beto O’Rourke y Julián Castro.

En busca de promover la imagen del presidente, la Casa Blanca difundió un video de Trump burlándose de O’Rourke, aspirante presidencial demócrata, quien lo acusó de instigar la masacre con sus amenazas de invasión de indocumentados.

“No es solo la motivación a supremacistas blancos lo que hace de Donald Trump peligrosamente inepto para la Presidencia, también es la corrupción, debilidad, ignorancia y sorprendente falta de conexión con la gente, de la que vimos una grotesca muestra esta semana”, advirtió el diario Washington Post.

Redujo monitorea de supremacistas

De acuerdo al Centro del Sureste de Apoyo Legal a Pobres (SPLC), la candidatura presidencial de Donald Trump disparó el crecimiento de los grupos de odio en Estados Unidos.

De 784 registrados en 2015, aumentaron a 892 en 2016 y a mil 20 en 2018, tendencia que continúa, igual que los actos de terrorismo doméstico, que los han llevado a convertirse en el más grande desafío para la seguridad de Estados Unidos, por encima del Estado Islámico.

Sin embargo, a pesar de que Kevin McAleenan, secretario de Seguridad Interna en funciones, dijo al Congreso que “la violencia extrema de los supremacistas blancos es una amenaza creciente y en evolución” esa agencia federal redujo de 40 especialistas con presupuesto de 24 millones de dólares anuales, para el monitoreo y prevision de ataques de los grupos de odio, para canalizarlos a mas redadas y deportaciones, dejando menos de 3 millones de dólares y solo 10 especialistas para prevenir ataques “nacionalistas”.

En una declaración posterior a los ataques de El Paso y Daytona, el FBI emitió un comunicado destacando su preocupación, de que los grupos de extremismo doméstico puedan inspirarse en las últimas masacres, para provocar actos violentos similares”, toque ya ocurrió, aunque sin consecuencias trágicas.

Además, de acuerdo a expertos en terrorismo, en 2017, los crímenes de odio se incrementaron mas del 17% y en 2018, matando a mas estadounidenses que los grupos terroristas extranjeros desde 2001.

En su reporte anual sobre la amenaza de terrorismo de grupos supremacistas, el SPLC señala que la elección del presidente Trump, inyectó energía a grupos nacionalistas, neo-nazis, supremacistas y milicias que lo apoyan sin condiciones, ya que tras la gestión del presidente Barack Obama, ven a Trump como “la última esperanza” de mantener el control del gobierno en 2050, cuando los blancos pasarán a ser minoría.

Y es que el presidente Trump trata de asegurar el apoyo vital que requiere para su cada vez mas difícil re-elección, implementando políticas racistas anti-inmigrantes, anti-musulmanes, anti-gay, separando familias, enjaulando niños, acciones que han buscado inútilmente los “nacionalistas” para la construcción de un estado en el que predomine la población blanca.

El bloque “aceleracionista” de supremacistas, trata de convencer a los estadounidenses de que “la violencia contra no blancos “es necesaria o no tan mala”, para la construcción del “Estado Blanco” de sus sueños.

El Presidente Trump enfrenta ahora la presión de promover medidas que permitan reglamentar la indiscriminada venta de armas, fuertes críticas por la renuncia de su Director Nacional de Inteligencia y el despido de quien fue SubDirectora, por la agudización de su guerra comercial con China, que hizo desplomarse los mercados y amenaza desestabilizar la economía mundial, por su inhumana política migratoria, en momentos en que el Comité Judicial de la Cámara Baja anuncio que esta listo y preparando los artículos de Impeachment o Juicio Politico, del mandatario estadounidense.

LEG