Cuando menos dos leyes se han aprobado con la intención de endurecer la acción gubernamental ante las protestas sociales: la llamada Ley Garrote de Tabasco y la Ley sobre el Uso de la Fuerza a nivel federal.
Estas dos decisiones tienen doble mensaje: de un lado, dejan la impresión de que se quiere criminalizar la protesta social, incluyendo la violencia criminal que involucra a parte de la sociedad empobrecida que ha encontrado en el crimen organizado ingresos para sobrevivir; de otro lado, han empujado al Estado a asumir su noción de monopolio de la fuerza y la represión.
Pero los primeros indicios han abierto una tercera interpretación: se aprobaron leyes de endurecimiento de la fuerza del Estado, pero sin aplicación práctica. Después de la Ley sobre el Uso de la Fuerza hubo un enfrentamiento de pobladores de una comunidad en Chiapas con guardias nacionales y hubo imágenes de burla de los ciudadanos contra los efectivos, y al final no se aplicó la ley.
Y luego de la Ley Garrote hubo plantones campesinos y ninguna invocación de la nueva ley.
El problema con las leyes represivas es que se aplican o dejan de funcionar inclusive como disuasorias. Y la protesta social suele ser más numerosa y agresiva que la contención policiaca y de seguridad.
La experiencia indica que las leyes duras que se ablandan en su no-aplicación sólo fortalecen la protesta, inducen a un mayor uso de las movilizaciones callejeras contra el Gobierno y logran más beneficios y concesiones que el camino institucional.
La Ley sobre el Uso de la Fuerza era clave para darle autoridad a la Guardia Nacional, pero su ablandamiento dejó al nuevo cuerpo de seguridad sin instrumentos de coerción sobre los ciudadanos, los delincuentes y sus aliados.
Al final de cuentas, la fuerza del Estado es legal y la presión popular elude la institucionalización de los problemas.
Y quedan sólo imágenes de ciudadanos y delincuentes burlándose de las leyes.
Zona Zero
Ahora viene, como era obvio, la lesión estadounidense contra México por las drogas, luego de lo ocurrido con el caso migración-aranceles. Trump pareció haberle tomado la medida a México, y sabe que la agenda económica y social es la mejor manera de presionar para obtener beneficios en las agendas de seguridad.