En 1989, con la caída del muro de Berlín, el sistema globalizado capitalista ganó una importante batalla ideológica, al derrotar teórica y prácticamente a los sistemas en los que el Estado intervenía de una u otra manera. La caída del muro marcó un momento de nuestra historia en el que las ideologías de izquierda tradicionales fueron olvidadas y desplazadas por los postulados del libre mercado.
Esta etapa, en la cual la hegemonía del capitalismo, de la globalización y del neoliberalismo no era cuestionada, llegó a su fin en 2008. La crisis financiera que inició en ese año fisuró el orden establecido y puso en la mesa la necesidad de encontrar una solución alternativa para los problemas que aquejan al mundo y que el sistema capitalista no pudo solucionar.
La crisis tuvo un impacto económico en casi todos los países, y reavivó las disputas políticas que por algunos años habían quedado enterradas, reactivando así la lucha entre las expresiones de derecha y de izquierda a nivel internacional.
En algunos países surgieron nuevos tipos de partidos a partir de movimientos antipolíticos, como Podemos, en España; Movimiento Cinco Estrellas, en Italia, y el Partido del Hombre Común, en la India. Por otro lado, Gobiernos democráticos, como la Turquía de Erdogan o la Polonia de Kaczynski, han dado un importante giro a la derecha, rayando en comportamientos que han llegado a ser catalogados como fascistizantes.
También se ha dado el colapso de Gobiernos progresistas que, en una lógica reformista, intentaron corregir las fallas del capitalismo, buscando mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Estos colapsos fueron acelerados y muchas veces ocasionados por movimientos de derecha y por fuerzas capitalistas internacionales. Un claro ejemplo de esto es el Brasil de Dilma Rousseff y la encarcelación de Lula da Silva, con la consecuente llegada al poder de la extrema derecha.
En medio de esta batalla, en la que tanto la derecha como la izquierda claman defender la democracia, pero cada una lo hace bajo una lógica totalmente distinta, Morena apareció en México como una alternativa progresista que busca hacer frente al régimen económico que desencadenó la crisis de 2008 y ha causado una polarización ideológica en todo el mundo.
Boaventura de Sousa asegura que la crisis de 2008 puso fin al mundo que el neoliberalismo estableció desde la caída del muro de Berlín, y que aún no se sabe cuál será el nuevo orden que lo relevará. Estamos, dice él, en un interregno ideológico.
Estoy de acuerdo con esta idea: precisamente por ello hoy en día el mundo voltea a ver a México como una alternativa que puede marcar el camino a seguir para establecer un nuevo orden a nivel internacional. Sin embargo, para que esto sea así, es necesario que los mexicanos apoyemos de manera colectiva el proyecto de la cuarta transformación. Su éxito y, por ende, la victoria de las ideas progresistas sobre el conservadurismo de derecha a nivel internacional dependen de ello.
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