Algo muy sano se está cocinando en la Liga Premier. Muestra de que, acaso, entre tantos millones de libras esterlinas que han ido y venido en traspasos, el futbol base ha salido reforzado.

Por tomar los dos equipos alineados en la Supercopa de este miércoles, Liverpool dio minutos a un sub-20 como Trent Arnold, toda una realidad tras el temporadón que dio meses atrás; al tiempo, Chelsea puso en la cancha a Mason Mount, Fikayo Tomori y Tammy Abraham, todos menores de 21 años.

A eso añadamos que el fin de semana pasado en el United vimos un desfile de adolescentes con Mason Greenwood (17 años), más Wan-Bisaka, Daniel James, Scott McTominay y el ya muy reputado Marcus Rashford (todos menores de 22). Similar con el Arsenal y sus tres sub-20 titulares, el City en el que Philip Folden es una certeza o el Tottenham que es pionero de esta corriente.

Una liga saturada de extranjeros puede convertirse en la mayor traba para consolidar talento joven… o no. Siempre depende de cómo se trabaje y qué se pretenda.

España tuvo a su generación dorada, ganadora de dos Eurocopa y un Mundial, cuando su competición local estaba más llena de foráneos. Es decir, que si se continúa trabajando y se utiliza al extranjero de calidad como espejo en el cual reflejarse aprendiendo, no todo tiende al vacío.

Hace un tiempo parecía tan imposible emerger como promesa en los gigantes ingleses, como lo sigue siendo en Real Madrid o Barcelona, habituados a ceder a otros sitios a sus prospectos con máximo potencial. Planteles que incluyen seis o siete estelares para cada línea complican mucho los debuts. En todo caso, los clubes que se resisten a alinear sangre nueva, terminan por oxidarse.

En un contexto en el que es difícil hallar estrellas disponibles por menos de 120 millones de dólares, sólo restan dos opciones: traer al futuro crack desde su país antes de su explosión (el modelo que el Madrid persigue con Vinicius o que el Barça consumó como nadie con Lionel Messi) o producir al crack. Si entendemos que los futuros cracks ya cuestan 45 millones de dólares, entonces no quedará más que invertir a la fábrica.

Siempre a la vanguardia, los ingleses lo han entendido para beneplácito de su selección que hoy dispone de mucho futuro.
Cuando más venía gastando la Liga Premier y más multinacionales lucían sus onces, una nueva tendencia. Basta con ver las alineaciones de los grandes para admitirla.

¿Que Tammy Abraham falló el penal decisivo para Chelsea ante Liverpool? Sí, lo consideraron como último cobrador, evidencia irrefutable de la confianza.

Twitter/albertolati

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