Foto: Reuters El portavoz de la misión iraní ante la ONU Alireza Miryousefi dijo en Twitter: "no hay encuentro con los estadounidenses en Biarritz".  

BIARRITZ. El ministro iraní de Relaciones Exteriores aterrizó este domingo en el centro turístico francés donde se celebra una cumbre del G7, un giro inesperado en una reunión que ya enfrentaba dificultades por las diferencias entre Estados Unidos y sus aliados sobre varios temas, incluyendo a Irán.

Mohammad Javad Zarif sostenía conversaciones con su contraparte francés para evaluar qué condiciones podrían llevar a una disminución de la tensión entre Teherán y Washington, dijo un funcionario francés.

El responsable de Francia dijo que en esta fase no había planes para que Zarif se viera con miembros de la delegación del presidente estadounidense Donald Trump en el lugar de la cumbre, la ciudad vasca de Biarritz en el suroeste de Francia.

El portavoz de la misión iraní ante la ONU Alireza Miryousefi dijo en Twitter: “no hay encuentro con los estadounidenses en Biarritz”.

Consultado sobre los reportes de la llegada de Zarif a Biarritz, que había estado cerrado para la cumbre del sábado al lunes de los Siete países industrializados, Trump dijo: “sin comentarios”.

Los líderes europeos se han esforzado para calmar el creciente enfrentamiento entre Irán y Estados Unidos desde que Trump sacó a su país del acuerdo nuclear internacional de 2015 y volvió a imponer sanciones sobre la economía iraní.

El domingo, más temprano, Trump pareció descartar los intentos de Francia para mediar con Irán, diciendo que si bien no le preocupaba que París se acercara a Teherán para desactivar la tensión, él continuaría con sus propias iniciativas.

Francia dijo que los líderes del G7 habían acordado que el presidente Emmanuel Macron debería mantener las conversaciones y pasar los mensajes a Irán. Sin embargo, Trump, quien ha impulsado una política de máxima presión sobre Irán, se distanció de la propuesta, diciendo que ni siquiera la trató.

Macron, quien ha liderado el intento por detener la tensión, temiendo que un colapso del acuerdo nuclear pudiera aumentar el conflicto en Oriente Medio, se vio con Zarif el viernes.

El objetivo fue discutir planes para atenuar la crisis, como reducir algunas sanciones estadounidenses o suministrar a Irán algún mecanismo de compensación económica.

 

DIVISIONES

 

Trump insistió el domingo que mantiene buenas relaciones con los líderes de un grupo que incluye a Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia y Japón, además de Estados Unidos.

Pero han aflorado divisiones sobre varias cuestiones, desde la creciente guerra comercial de Estados Unidos y China hasta las ambiciones nucleares de Irán y Corea del Norte, así como también la cuestión de si debería ser admitido nuevamente dentro del grupo el presidente ruso Vladimir Putin.

Rusia fue excluida de lo que solía ser el G8 en 2014 después de que anexó la región de Crimea en Ucrania y luego apoyó una rebelión contra Kiev en la región industrial de Donbas en el este ucraniano.

Un responsable europeo que se abstuvo de dar su nombre dijo que Rusia era el tema más complicado que se discutió en una cena el sábado por la noche. Japón se mostró neutral mientras que Italia se inclinó ligeramente hacia la posición de Estados Unidos.

La conversación “se puso un poco tensa por esta idea de que el G7 es un club de democracias liberales (…) ese punto claramente no fue compartido por el presidente de Estados Unidos”, dijo el funcionario.

El argumento de Trump fue que en varias cuestiones, como Irán y Siria, tenía más sentido que Putin se involucrara en las discusiones, dado que es un actor clave en esos sitios.

El encuentro del G7 tiene lugar además en un contexto de preocupaciones de que una desaceleración económica mundial pueda agudizarse por la escalada en la guerra arancelaria entre Washington y Pekín.