Desde Bucareli hasta Chapultepec, los transeúntes observan decenas de pintas. Algunas que no han podido ser borradas del todo, otras pintadas en las últimas semanas; la finalidad es la misma: exigir justicia. Recordarle a quien camina por ahí que nos faltan 43 o que la violencia contra las mujeres se incrementa día a día, sin que exista un plan integral para frenarla, que pase por la aplicación de la ley y la garantía de justicia.
Cuando los manifestantes que protestaron en Reforma se vuelven a su casa o su trabajo, la demanda de justicia sigue ahí, gritando consignas incómodas para una autoridad que asegura que todo va muy bien.
Las pintas en monumentos son eso. El recordatorio constante de que no hay justicia en algunos casos. La ineficiencia y corrupción de la autoridad en otros y el grito desesperado de madres y mujeres, y, por qué no, de padres y hermanos que buscan a sus hijas desesperados.
Borrar las pintas que claman justicia para que una avenida se vea “bonita”, mientras los homicidios contra mujeres o las fosas clandestinas se incrementan y el número de expedientes sin resolver se apilan por miles, es mero maquillaje.
Paseo de la Reforma sería entonces una de las avenidas más hermosas del mundo, que nos contarían una historia mutilada de México, porque estaríamos borrando una de las partes que nos incomoda, que fue expresada por miles de inconformes en los muros, las más horrorosas: la desaparición, el asesinato y la agresión contra mexicanos sin que se haga justicia.
Sería como un edificio en ruinas, al cual le ponen ventanas de espejo para tratar de ocultar una mala arquitectura o una estructura dañada o la incapacidad de un arquitecto de generar otro tipo de fachadas. O como el político corrupto que no se quita los lentes oscuros para que no descubras su podredumbre a través de su mirada.
Los muros y monumentos de Paseo de la Reforma no sólo nos están contando una historia de un México grandioso, sino que sobre esas grandes obras y hechos no se ha sabido concretar un México que garantice justicia e igualdad a todos los mexicanos. Que hay sectores olvidados y marginados.
No la maquillemos. No mintamos a los visitantes colocándoles esos “lentes” oscuros o “ventanas” de espejo que no permitan ver esa realidad, porque terminaremos ocultándonosla a nosotros mismos y olvidaremos esos problemas hasta que alguien venga nuevamente a recordárnoslo. Y tal vez sea por una tragedia que pudo evitarse.
#¿LoboEstásAhí?
El amparo se ha utilizado como una herramienta para tratar de detener proyectos de la 4T. Y es que es uno de los pocos caminos legales que tienen los ciudadanos. La reforma laboral ha mostrado que está bien fundamentada y ha resistido un embate de 400 solicitudes de amparo por parte de sindicatos que no quieren transparencia. El Poder Judicial ya ha resuelto dos definitivos en favor de la ley… por el contrario el Proyecto de Santa Lucía no ha podido avanzar, porque el uso de ese instrumento legal no le ha sido favorable. Hasta el momento, no se trata de un proyecto firmemente sustentado. El Poder Judicial tiene un papel muy importante en esta etapa del país, por lo que debe fortalecerse. Débil no serviría de mucho a la nación.