El legado artístico de Rufino Tamayo destaca por su color, espacio, tradición, pasión y contenido, señaló la historiadora de arte del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas, Nadia Ugalde, al recordar que este 25 de agosto se celebraron 120 años del nacimiento del artista plástico.

 

La experta de ese centro que pertenece al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), consideró que el pintor nacido en Oaxaca en 1899, se caracterizó por combinar tradición con modernidad y vanguardia europea.

 

Añadió que Tamayo dio prioridad a la figura y forma: “Jugó con el color y descubrió contrastes como el rosa Tamayo. Su paleta de colores es algo muy característico de él”, detalló Nadia Ugalde.

 

Mediante un comunicado, el INBAL resaltó la trascendencia de la obra de Rufino del Carmen Arellanes Tamayo. Los colores y formas de su obra plástica son reconocidos en todo el mundo, por lo que su creación representa el legado de uno de los grandes artistas de todos los tiempos en México, expuso la institución.

 

En el acervo del creador, se contabilizan un total de mil 300 óleos, 452 piezas de gráfica, 358 dibujos, 21 murales, 20 esculturas y un vitral; la obra se encuentra en colecciones de museos de todo el mundo.

 

Sus murales enriquecen lugares como el edificio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en París, o el Palacio de Bellas Artes en CDMX.

 

Sabías que:

Investigadores e historiadores de arte coinciden en afirmar que la obra de Tamayo es única y resaltan su participación en la consolidación del México moderno.

 

Rufino Tamayo realizó sus primeros estudios formales en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda.

 

Presentó su primera exposición en 1926, lo que le permitió exponer posteriormente en el Art Center de Nueva York.

 

Fue profesor en la Dalton School of Art; radicó en EU durante 20 años.

 

Durante los años 50, viajó a París, donde se integró al movimiento cultural de la posguerra y se relacionó con los pintores más relevantes de Europa.

 

En 1981 se inauguró el Museo Tamayo en la Ciudad de México.

 

El recinto que depende del INBAL resguarda el importante acervo del artista mexicano, quien murió el 24 de junio de 1991.

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