Polémica entre quienes apoyan la salida inminente del Reino Unido de la Unión Europea y quienes preferirían esperar a contar con un acuerdo causó la decisión del primer ministro británico, Boris Johnson, quien solicitó a la reina Isabel II (y accedió) suspender el Parlamento del 10 de septiembre al 14 de octubre para evitar que la oposición frene el divorcio duro.

El líder de la Cámara de los Comunes, Jacob Rees-Mogg, respaldó a Johnson y retó a los detractores de un Brexit sin acuerdo a cambiar la ley… o al Gobierno pero, advirtió, si no lo consiguen, Reino Unido abandonará la UE en la fecha prevista, en virtud del referéndum de 2016.

El presidente de la Cámara baja del Parlamento, John Bercow, dijo que la táctica era un escándalo constitucional, y que abrirá un debate de emergencia en el Parlamento.

El representante del Gobierno en la Cámara de los Lores, George Young, presentó su dimisión por la medida tomada por Johnson, lo mismo que la lideresa del Partido Conservador de Escocia, Ruth Davidson.

Cientos de personas se concentraron frente a la casa de los Comunes para protestar contra la maniobra.

 

Jugada polémica, pero legal

La reina Isabel II cerró el Parlamento por cinco semanas a petición del premier, Boris Johnson, a dos meses del Brexit, algo sin precedentes en la historia reciente del Reino Unido.

* Es habitual un receso de tres semanas en septiembre. No se veía una pausa tan prolongada desde 1945.

* Johnson recurrió al reglamento parlamentario, que le permite dar por concluido un periodo de sesiones y dejar unos días para iniciar el siguiente con un discurso de la reina de Inglaterra, escrito por el Gobierno.

* Lo que hizo el gobernante es legal. La oposición señala que es un abuso de la norma, en beneficio propio.

* Por convención, Isabel II acepta el consejo del Gobierno y siempre se ha mantenido neutral en los temas políticos.

 

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