El proceso programático de la nueva estrategia de seguridad pública pareció haberse salido de ritmo. La ley de amnistía, la necesidad de reprogramar funciones de inteligencia e investigación y la falta de facultades de la Guardia Nacional más allá de la presencia y patrullajes vendrán hasta el año próximo.
Por ello, el saldo en los primeros nueve meses de Gobierno, en el segundo semestre de 2019 y en el primero de 2020 tendrá que lidiar con el efecto del aumento en las actividades criminales y delincuenciales.
Y si bien es cierto que se ha tratado de una herencia de sexenios anteriores -la acumulación de errores de De la Madrid a Peña Nieto-, de todos modos, el gobierno de López Obrador no calculó bien los tiempos.
En estos meses todo se ha centrado en la Guardia Nacional, pero si se revisan los documentos de la estrategia en realidad la oferta había sido mucho mayor. Es obvio que la Guardia presencial nunca terminará con la delincuencia y que hace falta el Sistema Nacional de Inteligencia que estableció como compromiso la Estrategia Nacional, entre otras iniciativas.
Asimismo, al Gobierno le ha fallado la política de comunicación como mecanismo de cohesión social. Las percepciones se basan en sensaciones de inseguridad y en el efecto mediático de la difusión sin matices de eventos criminales y hasta de fotografías impactantes.
Y lo más importante que aquí se ha subrayado: la falta de voluntad política de gobernadores y alcaldes para profesionalizar sus cuerpos de seguridad, toda vez que más de 90% de los delitos son del fuero local. Ahí el presidente López Obrador debiera apretar tuercas.
Los tiroteos masivos con bajas civiles han aumentado, lo que quiere decir que también ha crecido el temor de la sociedad. Y el dato mayor: la violencia ha llegado a la capital de la República, con los efectos sociales de que la violencia criminal apenas comienza aquí.
Zona Zero
Los tiroteos contra civiles en Estados Unidos siguen dándose, sin que las autoridades sepan qué hacer. Ahora fue cerca de Odessa, Texas. The New York Times ha contabilizado 51 muertos en ocho tiroteos sólo en agosto. Sí es la facilidad para obtener armas, pero en México decimos que las armas las carga el diablo, pero las disparan los… tarugos.