Prácticamente ninguno de los éxitos más notables en materia de prevención del crimen violento, examinados por algunos de los expertos mundiales, han ocurrido sin un conjunto de variables que es útil recordar y reconocer a la distancia.
En la reciente Conferencia Internacional Seguridad Urbana y Seguridad Humana, organizada por International CPTED Association y promovida por personas comprometidas largamente con el tema de la seguridad, como Mercedes Escudero, fue evidente que el plazo de algunas de las ciudades con mayores logros, entre ellas Bogotá y Glasgow, pasaron por poner en un mismo espacio territorial, narrativo, operativo y de política pública con apoyo comunitario al tema de las delincuencias o “las violencias”.
Un distinguido académico y activista de las políticas de prevención, el ahora profesor emérito Irvin Waller, colocó frente a su diversa e internacional audiencia en Cancún una tabla en la cual solamente las dos ciudades aludidas incorporaron una serie de criterios cuya concatenación y mantenimiento explican la inversión de las tendencias negativas en materia de violencia, en primer lugar, y de inseguridad, en segundo y casi simultáneo momento.
Waller, quien el mismo año del terremoto de la capital nacional se hacía escuchar en la ONU con sus argumentos a favor de la prevención, autor de Menos represión, más seguridad, presentó en la conferencia que concluyó el viernes pasado dos ideas disruptivas que abren espacio a la reflexión y discusión:
Primero, desafía la teoría de que un mayor número de policías son una variable más importante que la inclusión de la juventud. Y ha cuestionado también que la imagen de la “ventana rota” como metáfora del límite de la aceptabilidad del desorden urbano haya tenido algo que ver en la disminución de la violencia neoyorquina, considerando, dice, que ya había una tendencia a la reducción del delito.
En dos grandes rubros agrupo sus propuestas para revertir altas tendencias en crímenes violentos: cambiar la norma y educar a los varones, de un lado, y empoderar a las mujeres, del otro. En el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México hemos propuesto desde diciembre de 2018 lo que llamamos el triángulo virtuoso para atender temas de prevención y contención de la inseguridad. Curiosamente, comparte conceptualmente dos vértices con la propuesta que Waller presentó en este encuentro; el tercero es el de autoridades responsables.
Uno de los delitos que más refiere el investigador canadiense en su mapeo de las violencias son los homicidios, y los agrupa en tres categorías: violencia callejera, violencia con pistolas y violencia relacionada con alcohol. Los resultados de su estudio son sorprendentes: la reducción de este delito cuando se aplican políticas de educación y empoderamiento ciudadano llega hasta 50%.
En la Ciudad de México, lejos de la conferencia en Cancún, pero cerca de esas ideas innovadoras y progresistas para enfrentar la inseguridad, la contención de este delito ya presenta avances. Entre julio de 2018 y julio de 2019, el homicidio se ha reducido en 17%.