“Aún me despierto y escucho el sonido de los candados al abrir las rejas de las celdas, el ir y venir de los custodios, los primeros gritos de los reos al iniciar el día, no dejo de recordar todo lo que he vivido”. Ha pasado una semana después de su exoneración, y Héctor Jasso aún no se acostumbra a la libertad, después de haber pasado 11 meses tras las rejas, acusado de un crimen que no cometió, víctima de un abuso de la Fiscalía General de Guanajuato.
Con pruebas que resultaron insostenibles, fue señalado como el coautor del crimen del empresario Isaías Gómez, ocurrido en septiembre de 2018 en San Miguel de Allende. El caso cobró relevancia por la relación que el ejecutado sostenía con una actriz, Sharis Cid, quien, a través de las redes sociales, le dio amplia visibilidad.
Presionada por una opinión pública que rápidamente supo de este homicidio y por la ola de asesinatos que se han incrementado de manera exponencial en ese estado, la Fiscalía buscó fabricar un culpable y encontró en Héctor Jasso a la persona idónea para resolver rápidamente el asunto que comenzaba a trascender las fronteras de ese estado.
Para ello, se basó en una serie de pruebas que buscaban ubicar al inculpado en San Miguel de Allende, en momentos en los que, de acuerdo a todos los testimonios, se encontraba en la Ciudad de México. Con metodologías erróneas y aplicadas por expertos que no estaban capacitados para ello, se pretendió demostrar que el acusado viajaba en una camioneta que dio seguimiento a su cuñado, Isaías Gómez, la mañana de su ejecución.
No solamente el asesino material, Irving Ortega, sentenciado a 18 años de cárcel, confesó no conocer al imputado, sino que confirmó que no viajaba en dicho vehículo como se buscaba probar con bases técnicamente insostenibles.
A lo largo de 11 meses, la Fiscalía de Guanajuato se empecinó en culpar a un inocente. La defensa, a cargo del abogado penalista David Peña Guzmán, se dio a la tarea de desacreditar cada uno de los argumentos del ministerio público, que en ningún momento tuvo compasión por mantener a un inocente tras las rejas.
Héctor Jasso tuvo el privilegio de encontrarse con un abogado preparado y capacitado para comprender los recovecos del nuevo sistema penal acusatorio, algo que pocos defensores pueden presumir. Desafortunadamente, miles de mexicanos no tienen la oportunidad ni los recursos para hacerse de un acompañamiento legal que les permita enfrentar las injusticias que se cometen a diario por parte de las autoridades de procuración de justicia.
El fortalecimiento del Estado de Derecho ha sido promesa de todos los que llegan a los diferentes niveles de poder o a los órganos legislativos. Hasta hoy no han sido más que discursos electorales. Y no dejarán de serlo mientras existan casos como el de este empresario, acusado de un homicidio que no cometió, que ensució su honor y mantuvo 11 meses en la cárcel a un mexicano honesto.
Segundo tercio. El abuso se vio frenado por la independencia del Poder Judicial de Guanajuato. No quedó vulnerado el principio de inocencia de Héctor Jasso.
Tercer tercio. Bienvenida la competencia, no solamente en las calles. La empresa de movilidad Lyft, que comparte el mercado con Uber, llegó a la Bolsa Institucional de Valores (BIVA), lo que facilitará la inversión de esta plataforma en nuestro país.