Jesús García Caldera, jefe del Área de Asistencia Técnica de la Coordinación de Evaluación de Proyectos y Mantenimiento de Áreas Generales, lleva laborando desde mayo de 1969 en el Metro, siendo testigo del proceso de construcción del mismo, en el que el reto a vencer fue el suelo lacustre de la CDMX.

En una entrevista con 24 HORAS, recordó que durante la construcción de la Línea 1, inaugurada el 4 de septiembre de 1969, al principio hubo gente que no estaba de acuerdo en vender su propiedad para el Metro, por lo que se tuvo que negociar para evitar retrasos en la obra.

“Si en esos años el precio del metro cuadrado era, por ejemplo, de 30 pesos, los ciudadanos lo llegaban a subir hasta 300 pesos”, detalló.

Una vez adquiridos los predios necesarios, se firmaron contrataciones, pues la obra fue realizada principalmente por la empresa ICA; luego, el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz puso la primera piedra en la esquina de Chapultepec y Bucareli, para arrancar las obras el 19 de junio de 1967.

El gran reto fue el tipo de suelo, pues “se excava un metro y comienza a haber agua”, la cual se tuvo que extraer, lo cual recuerda porque él estaba en el área de obras y electromecánica.

Ya inaugurada la Línea 1, la aceptación de la ciudadanía fue muy buena, pues el Metro marcaba el inicio de una nueva era de movilidad, aunque también provocaba nerviosismo: “El principal temor era al estar en la orilla cuando el tren llegaba rápido; la gente no estaba acostumbrada a esa sensación”, dijo.

Al final, señala que “estos 50 años que he estado aquí, se vuelve uno institucional, uno está al pendiente de su trabajo; aquí me formé, aquí forme a mi familia, aquí me permitieron trabajar y estudiar, nos dieron muchas facilidades”.

LEG