En términos generales, el presupuesto para el próximo año muestra variables macroeconómicas que permitirán mantener la estabilidad en la economía. En los datos reflejados para México, vemos el PIB con un crecimiento promedio estimado de 2.0% anual.
El mercado mantiene expectativas inferiores a 2.0% anual, derivado del bajo nivel de inversión privada y un gasto público orientado en su gran mayoría a programas sociales y al apoyo de Pemex. Además, el gasto en infraestructura está direccionado a los grandes proyectos del Gobierno como Dos Bocas, el Tren Maya y el Transístmico.
También observamos que los ingresos estimados serían por 5,512 billones de pesos, prácticamente igual que los ingresos esperados en 2019, pero con un crecimiento de 3.7% en los ingresos tributarios no petroleros. Es decir, gran parte de los ingresos vendrán de la recaudación del SAT a través del ISR, IVA, IEPS, entre otros. La presión que vendrá del SAT hacia los contribuyentes aumentará significativamente al ser el principal generador de recursos para el Gobierno federal representando el 63% del total. ¿Si la economía mexicana crecerá por debajo de la inflación, podremos lograr esta meta de ingresos?
En este sentido tenemos una observación en el presupuesto. México crecería 2.0% anual vs Estados Unidos al 1.8% anual en un momento de una clara desaceleración económica mundial. Inclusive, la producción industrial de Estados Unidos apenas crecería 1.1%. Solamente vemos “un milagro” para lograr este escenario, en la medida de que el T-MEC se apruebe este año. Sin embargo, lo vemos poco probable por los tiempos “político electorales” que vive tanto Estados Unidos como Canadá donde el 21 de octubre tendrá elecciones.
Por otro lado, nos llama la atención que la producción diaria de crudo se estima en 1.95 millones de barriles diarios cuando hoy trata de estabilizarse en 1.67 millones de barriles diarios. Se trata de 280 mil barriles de diferencia, que representan un aumento de 17% y además, los niveles de 1.95 millones de barriles se muestra como un “promedio”, por lo que se debe tener un rango entre 2.23 millones de barriles en la parte superior y 1.67 millones de barriles en la parte baja, si es que ya se logró tocar “pisos”. Esta situación la vemos difícil y requiere forzosamente del apoyo de la iniciativa privada.
En el tema fiscal, algunas reflexiones que hicieron en Citibanamex son importantes. “El Gobierno planea pedirle al Congreso que apruebe el uso de la cláusula de excepción de la regla fiscal para un 0.3% del PIB de déficit adicional en 2020 (para lograr un déficit total de 2.7% PIB de los requerimientos financieros del sector público RFSP) para compensar la reducción en el precio del petróleo. Es una señal preocupante que deteriora la confianza de las metas fiscales hacia adelante”.
Mantener la meta de un superávit primario de 0.7% es positivo, pero vemos riesgos de alcanzarlo. Si los ingresos no se dan conforme a lo esperado, es difícil seguir reduciendo el gasto público como lo han hecho hasta el momento a costa de sacrificar crecimiento.
La intención de una “gran responsabilidad fiscal” del Gobierno es buena, pero se corre el riesgo de no lograr los objetivos bajo las condiciones actuales, lo que puede ir mermando la estabilidad macroeconómica.
En agosto, la inflación actual en 3.16% anual al consumidor y 2.88% anual al productor. Datos que se ubican dentro del objetivo de Banxico pero se debe a una “baja demanda interna”. Abre espacio para que Banxico baje la tasa de interés siguiendo a la FED, pero los objetivos del Gobierno se ven “optimistas”. La política monetaria ayudará a reactivar un poco la economía pero la política económica definida por el Gobierno debe ser productiva y confiable para dar resultados.