En la retórica presidencial, en esa parte donde asegura que lo importante no es el crecimiento económico sino el desarrollo, hay datos disponibles que revelan que en el mundo real se está dando un balazo en el pie.
Si comparamos a México por el tamaño de su Producto Interno Bruto (PIB) estaríamos en el lugar 15 del planeta. Si la comparación del PIB la hacemos en el reparto entre cada uno de los mexicanos, eso que se llama el PIB per cápita, ahí si nos vamos hasta el lugar 66 mundial.
Es un falso discurso ese de separar el comportamiento de la economía con el desarrollo, pero en el detalle de lo que involucra a la población, los datos no son nada alentadores. De acuerdo con los datos del Social Progress Index del 2019 (SPI), México ocupa el lugar 55 entre 146 países que son medidos con diferentes criterios.
No puede haber un reparto de culpas con estos datos, porque muchos no corresponden a la responsabilidad de la actual administración. Hay otros que sí pudieron remontarse en el actual Gobierno.
Hay áreas donde México parece de primer mundo, como por ejemplo en el rubro del acceso a la electricidad donde estamos en un primer lugar. Pero ya saben que el dinosaurio está en los detalles, porque cuando se califica la calidad del servicio eléctrico que provee la Comisión Federal de Electricidad, ahí México cae hasta el lugar 66.
Este índice proyecta a un México de media tabla, un país que destaca en muy pocos aspectos y que deja ver enormes contrastes. Por ejemplo, en educación. Estamos en el lugar 18 en cuanto a Universidades mejor posicionadas en el mundo, pero caemos al lugar 107 en cuanto a la posibilidad de una mayoría a acceder a una educación de calidad.
Este país está por arriba de muchas naciones de desarrollo, similar en cuanto el acceso a la información y las telecomunicaciones, benditas redes sociales, pero estamos en el sótano de la seguridad y la justicia.
El Gobierno se puede jactar de un lugar 17 de acceso a las instancias públicas en línea, pero debería darles vergüenza que estamos en el lugar 137, de 146, en delitos patrimoniales y en el lugar 122 de acceso a la justicia.
¿Queremos hablar del progreso social como algo más importante que la economía, cuando estamos en el lugar 69 en cuanto a derechos políticos o en el lugar 109 de matrimonio infantil?
Qué bueno que sea del interés presidencial la medición del desarrollo, porque hay mucho trabajo pendiente. Ojalá no soslaye López Obrador la importancia del crecimiento económico.
Que este y otros indicadores le sirvan al Gobierno federal para entender que hace falta algo más que palabras y creer que el pueblo es feliz, feliz, feliz, porque los niveles del SPI muestran muchos focos rojos en esta sociedad.
Por cierto, que en esa que es la bandera más emblemática que usó López Obrador para llegar a la presidencia, la del combate a la corrupción, México está en el nada honroso lugar 117.