PARÍS, FRANCIA. La subasta realizada el pasado miércoles en esta ciudad capital de 95 piezas de origen precolombino pertenecientes al patrimonio nacional podría traducirse en una nueva confrontación entre el gobierno de México y el mercado de remates, que en Francia implica cuantiosas ganancias para quienes lo promueven.
La Secretaría de Relaciones Exteriores no dudó poner en marcha una estrategia legal y diplomática para denunciar esta última venta de bienes culturales que implicó ingresos por 18.4 millones de pesos, sin importar la respuesta virulenta de los apoderados legales de las empresas privadas dedicadas a una actividad comercial que en México representa un ilícito.
La transacción de piezas originarias del Valle de México, Yucatán, Campeche y Tabasco realizada en la prestigiada casa de subastas Drouot ha escalado los peldaños diplomáticos. México presentó una denuncia ante la Fiscalía de la República francesa, a la vez que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) demandó ante la FGR a los propietarios de dichos bienes con la finalidad de obtener su restitución. Por otro lado, se solicitó a la UNESCO comprobar la procedencia del lote y al Ministerio de Justicia de este país aplicar los acuerdos de asistencia jurídica. En días recientes, la Embajada mexicana hizo llegar a la Cancillería gala una nota diplomática para hacer de su conocimiento su firme condena ante este tipo de prácticas que violentan nuestro marco legal.
La respuesta de los comerciantes de arte no se hizo esperar y surgió bajo la forma de una amenaza. “Nos reservamos el derecho de reaccionar después de la subasta”, sostuvo la casa Millon, encargada de coordinar la venta. El enojo de los expertos franceses aumentó tras la revelación por parte de las autoridades mexicanas en el sentido de que, de las 95 figuras ofrecidas, al menos 23 son de “manufactura reciente”, es decir, falsas.
No es la primera ocasión en la que México denuncia la existencia de piezas de imitación en remates celebrados en París. En marzo de 2011, nuestra representación diplomática hizo saber que una supuesta figura maya, subastada en aquel entonces en más de 4 millones de dólares, era, de acuerdo con un dictamen elaborado por arqueólogos del INAH, “una pieza artesanal reciente”.
La revelación provocó la ira de Drouot y del propietario de la pieza, el empresario suizo Henry Low, así como dudas sobre la integridad de quienes impulsan este comercio.
México considera que Francia debe actuar acorde a la política de apertura en este tema que impulsa el presidente Emmanuel Macron, quien ha tomado como ejemplo el patrimonio de África, “que no puede estar sólo en las colecciones privadas y los museos europeos”.
Nuestro país se enfrenta a un dilema: dejar pasar la venta y esperar que el tema se diluya en los próximos días o, bien, hacer de él un caballo de batalla, con las implicaciones diplomáticas que pueda traer. Y Francia sabe que México, en materia de confrontación, no se ha quedado con los brazos cruzados.
Segundo tercio. Gato por liebre es lo que les han dado a muchos coleccionistas europeos los mercaderes sin escrúpulos que se alimentan del tráfico de piezas arqueológicas.
Tercer tercio. La UNESCO cuenta con la Convención sobre Medidas que deben Adoptarse para Prohibir e Impedir la Importación, Exportación y Transferencia de Propiedad Ilícita de Bienes Culturales, integrada por más de 120 naciones. Nuestro país jugará un papel activo en este tema con la llegada de Juan José Bremer a la misión permanente ante esta organización.