El imperio de lo efímero, por recurrir a un libro del filósofo francés Gilles Lipovetsky: tanta prisa por consagrar a alguien nuevo, como prisa por enterrar a los de antes.

Si el futbol fuera un reino, se andaría proclamando un monarca a cada mes, sino es que más seguido.

Sucede hoy con Ansu Fati, la sensación adolescente del FC Barcelona. Y sucede a tal proporción que el consenso en el Camp Nou empieza a ser que el muchacho ya ofrece mayores prestaciones ofensivas que Luis Suárez, quien no por doblarle la edad (32 años contra 16 del niño de Guinea Bissau) puede ser considerado veterano o viejo.

Sin embargo, el día a día manda y, dignas criaturas de la sociedad de consumo, los que amamos este deporte exigimos nuevas caras…, como en el mercado se demandan nuevos productos, nuevos celulares, nuevos de todo.

Así emerge Fati con desfachatez, hambre, picardía, un cuerpo por desarrollarse y un viaje al pasado. Quien lo vea correr tras la pelota vuelve a imaginar sus sueños de la infancia: y si me pasara el milagro de alinear en el Barça tan joven, y si además fuera anotando goles.

Entonces surge la complejidad de gestionarlos. Buena parte de quienes han recibido a tan corta edad el cartel de futuros reyes, no ha llegado. Estados Unidos tuvo un caso paradigmático con Freddy Adu, quien a los 24 años ya era un proyecto fallido. O por citar a algunos brasileños, Robinho y Pato. O el inglés Theo Walcott (Ericsson lo llevó al Mundial 2006 sin haber debutado en primera y con 17 años). O en España, Francisco Pavón (incluso dio nombre a la política deportiva del Real Madrid: Zidanes y Pavones, súper estrellas más canteranos). O en México, desafortunadamente, la mayoría de quienes resultaron campeones del mundo sub17 y algunos de los que lo lograron en Londres 2012.

Por contraparte están casos como los de Raúl, Cristiano, Messi, Del Piero, Ronaldo Nazario, Iniesta, Kluivert, los mismísimos Pelé y Maradona, que debutaron prontísimo y ya no soltaron su plano estelar.

Es el quebradero de cabeza que hoy tienen varios entrenadores, cuándo y cómo confiar en un talento joven. En el United, por ejemplo, se apostó de llenó por Marcus Rashford desde los diecisiete años. En el Madrid parece menos factible esa suerte, con los jugadores más prometedores buscando foguearse fuera (Ceballos, el noruego Odegaard, ahora el japonés Kubo, mientras Vinicius sufre para disponer de regularidad). En el Barça ahora se verá con Fati.

Las gradas y los medios lo piden, aunque el que mejor puede saber sobre su templanza es quien lo dirige. Y es que ese imperio de lo efímero, tan presuroso para elevar puede ser para matar. De ahí que consolidar como titular a un joven exija dotes de equilibrismo.

Twitter/albertolati

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.