La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) es uno de los instrumentos estadísticos más esperados en el año. Primero, porque nos da cifras sobre la inseguridad, uno de los temas que más preocupan a los mexicanos.

En segundo lugar, porque gracias a esta encuesta dimensionamos el tamaño real del crimen en México. Si nos quedamos únicamente con el número de delitos que se registran en los ministerios públicos estaríamos muy lejos de conocer la realidad.

El ejemplo es muy claro: ¿cuántos de nosotros hemos sido víctimas de algún delito o sabemos de alguien que lo padeció y no denunciamos? La ENVIPE trasciende este subregistro porque va y consulta en los hogares, independientemente de si se denunció o no.

También considero que es una encuesta del INEGI de gran valor porque está muy bien hecha, con una solidez ganada a través de años de resultados consistentes, evaluaciones internacionales y mejoras continuas.

A nivel nacional se estimaron 24.7 millones de víctimas de 18 años y más. El número había ido creciendo año con año desde su primera medición en 2012. Aunque pequeño, el último año advertimos un descenso. Esto representa una tasa de 28,269 víctimas por cada cien mil habitantes. Y también muestra que 1 de cada 3 hogares en México tuvo al menos un integrante que fue víctima del delito.

La cifra negra sigue siendo apabullante: nueve de cada 10 delitos o no se denuncian o no continúan en una averiguación previa o carpeta de investigación por parte de la autoridad. En otras palabras, se quedan impunes.

Lo ideal es que denunciemos los delitos. Sin duda. Pero también se entiende que muchas veces no se haga. Como reza el dicho, “la burra no era arisca”. La mala experiencia de tantas personas al momento de presentar una denuncia, incluso la revictimización que esto representa porque ya fuiste víctima de un delito y llegas y sufres otros ahí mismo, hace que la mayoría de las veces preferimos quedarnos con el golpe y no acarrearnos más problemas. Grandes áreas de oportunidades para las fiscalías y los ministerios públicos.

También por la ENVIPE sabemos que durante el 2018 se estimaron 33 millones de delitos, de los cuales el más cometido sigue siendo el robo o asalto en la calle o transporte público. Para que no digan que sólo son exageraciones de los noticieros.

Le siguen la extorsión, el fraude, el robo total o parcial de vehículo, las amenazas y el robo a casa habitación. En esos seis delitos tienes más del 85% de los delitos cometidos en nuestro país durante el 2018.

Por otro lado, llama la atención que el secuestro creció. La tasa nacional pasó de 58 a 63 víctimas por cada 100 mil habitantes.

Subrayo, para finalizar, la relevancia de organismos autónomos, como el INEGI en este caso, o la CNDH, el Banco México o el INE, que ─con una sana distancia del poder, titulares transexenales, metodologías bien afinadas y visores internacionales─ corren menos el riesgo de caer en la tentación de presentar números más bonitos para agradarle el oído al jefe y al electorado.

DAMG

Maestro en Comunicación Institucional. Director de los Posgrados en Comunicación de la Universidad Panamericana.