En la marcha que distintos sectores sociales dirigen hacia Tlatelolco año con año, activistas, estudiantes, profesores, organizaciones, adultos, jóvenes, mujeres y hombres, sin distinción, gritan al unísono “2 de octubre no se olvida” para recordar la represión, que concluyó en la matanza, ocurrida ese día por parte del gobierno de Díaz Ordaz en contra de los participantes del movimiento del 68 en la Plaza de las Tres Culturas.
En septiembre de 2018, a solicitud de la UNAM y el Archivo General de la Nación, el INAI emitió el Dictamen sobre la “Colección #M68: Ciudadanías en Movimiento”, por el cual determinó desclasificar, por interés público, los archivos confidenciales con valor histórico del movimiento del 68 para su apertura al público. Posteriormente, en octubre, se emitió una declaratoria al respecto.
El órgano garante de transparencia consideró que existe un interés de la sociedad por conocer la información sobre lo ocurrido en el movimiento estudiantil de 1968 y que éste es mayor al interés de proteger los datos personales, pues es vital para preservar y divulgar la memoria nacional.
Esta decisión posibilitó que expedientes, fotografías, grabaciones y documentos fueran sistematizados y digitalizados para ser consultados por cualquier persona en un repositorio digital contenido en el sitio: https://www.m68.mx.
¿Por qué y para qué sirve recordar? Dice una conocida frase que “el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”, porque no es capaz de darse cuenta de la persistencia de los problemas sociales, ni de identificar sus causas y efectos.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha resaltado que mediante el acceso a la información es posible reconstruir el pasado, reconocer los errores cometidos y reparar a las víctimas, asimismo ha enfatizado que el “deber de recordar” es corolario del derecho a la verdad y fundamental para impedir la recurrencia de violaciones a derechos humanos.
Preservar todos los pasajes de nuestra historia, como lo muestra la cronología del movimiento social del 68, nos brinda la oportunidad de reconstruir los hechos y acercarnos a la verdad, así como, contribuir a encontrar espacios de justicia, de resarcimiento de daños y de posible reconciliación y sobre todo de hacer conciencia para que estos sucesos no se vuelvan a repetir.
Es nuestro deber no olvidar lo que nos sucede, y comprender el valor que tiene para el desarrollo de nuestro país y para la construcción de nuestro tejido social, conservar nuestra memoria histórica, porque podemos aprender del pasado, entender el presente y avanzar hacia el futuro.
“La memoria restituye lo que el viento del desierto se lleva; volvemos a trazar con nuestras manos lo que las tormentas de arena borran”, Yasmina Khadra en “Las sirenas de Bagdad”.
*Comisionada Ciudadana del Instituto de Transparencia de la Ciudad de México (INFO).
Twitter: @navysanmartin