Alrededor de 12 mil funcionarios y empleados del Gobierno de la Ciudad de México vestidos de blanco formaron una valla humana por donde avanzaba la marcha del 2 de octubre, a quienes les dieron el día si participan como cinturón de paz.

Un empleado del Registro Civil, que omitió dar su nombre, declaró a 24 HORAS que les dieron instrucciones de no dar entrevistas a medios de comunicación, aunque comentó que no recibieron preparación alguna para saber qué hacer si se presentaba un conato de bronca.

Cesar Cravioto, comisionado para la Reconstrucción de la Ciudad de México, participó en los cordones y reconoció que hubo un momento tenso cuando aparecieron los grupos de encapuchados y comenzaron a detonar petardos.

“Participamos para resguardar la seguridad de los manifestantes. Aunque tenemos que reconocer que esta manifestación no se presentaron disturbios como las anteriores marchas, si fue algo tenso participar, más ante la presencia de los anarquistas y cuando quedamos encapsulados junto con ellos por el grupo de policías, si sentimos nervios”.

Otro trabajador de la Tesorería dijo fue obligado a participar: “Recibimos las indicaciones de nuestros jefes de presentarnos a las 4 de la tarde en Eje Central y aquí nos darían las instrucciones de que teníamos que hacer”, declaró.

Eduardo Martínez, de 65 años de edad, comentó que “esta nueva medida resultó muy útil porque se logró disminuir la violencia de los jóvenes que participaron”.

Así, dijo, se les demostró a los llamados anarquistas que las manifestaciones sin violencia también son escuchadas.

A pesar de los esfuerzos de los servidores públicos y trabajadores del gobierno capitalino de participar como “cinturón de paz”, estos corrieron de tras de los policías que los resguardaban cuando los anarquistas comenzaron a agredirlos con pinturas de aerosol y al tronar cohetones.

LEG