Todavía están a tiempo los diputados y senadores de Morena de evitar una crisis económica, antes de mayoritear con los ojos cerrados el paquete económico que les mandó el presidente Andrés Manuel López Obrador para el próximo año.
Y no se trata que en un repentino acto de responsabilidad, reconsideren las descomunales cantidades de gasto clientelar en programas asistencialistas para llevarlo al necesario terreno del gasto en infraestructura que ayude a que la economía crezca.
No, es algo más simple, pero indispensable: que vean que no habrá manera de que el Producto Interno Bruto de México (PIB) pueda crecer al 2% durante 2020. Ya si de paso hacen más sensata la plataforma de producción de petróleo, se harían un favor.
Pero basta con que vean que, si sobreestiman el crecimiento económico, se van a equivocar en los pronósticos de ingresos, sobre todo por la vía de la recaudación fiscal.
Y no porque lo digan los conservadores y sus analistas de mala fe. Simplemente, el departamento legislativo de la 4T debe atender a las matemáticas para ver que cada vez se hace más difícil que en el corto plazo despegue la economía.
Ya tenemos el conocimiento de que los dos primeros trimestres de este 2019 fueron de un crecimiento en cero. Simplemente la economía no está creciendo nada.
Y por lo datos que vamos conociendo del pasado tercer trimestre, es posible adelantar que el PIB tampoco logró despegarse de ese piso. Incluso, hay indicadores que podrían llevar a pensar en un crecimiento negativo.
Los datos de julio están casi completos y de acuerdo con el Indicador Global de la Actividad Económica, la economía tuvo una contracción de – 0.6% en términos anuales.
La actividad industrial confirma que también en julio se mantuvo la recesión en ese sector económico. Y si atendemos al terrible resultado de la Inversión Fija Bruta, también durante el séptimo mes del año, hay que ver su notable caída de -9.1% en términos anuales, así que no podemos anticipar nada diferente el resto de ese trimestre, ni del año. Es más, esa caída en la inversión anticipa varios trimestres difíciles.
Y el sector terciario, con su actividad comercial y de servicios, se mueve cada vez más cerca del cero, con sectores deprimidos como el de bienes duraderos.
Hay pues indicios cada vez más fuertes de que el tercero fue otro trimestre perdido.
Y para lograr tasas de crecimiento que justifiquen pensar en un 2% para 2020, la economía mexicana debería estar ya creciendo en este último trimestre del año a tasas milagrosas. Y pues eso no se ve por ningún lado.
Así que, una forma de evitar que este estancamiento económico se convierta en un contagio financiero, por el riesgo de mayor endeudamiento público, es que la mayoría legislativa del presidente acepte al menos la realidad en sus niveles de gasto para el próximo año.
Y ya si se puede, bueno, que promueva medidas fiscales que incentiven la inversión y la confianza del sector privado. Bueno, creo que pido demasiado.