El gobierno de Malta aceptó recibir a los primeros 44 inmigrantes rescatados el domingo pasado en sus aguas territoriales por el barco Open Arms, de bandera española, que la organización no gubernamental propietaria del barco socorre en el Mediterráneo tras la crisis del verano pasado.
La operación, realizada el lunes, coincidió con la reunión en Luxemburgo de ministros de Justicia e Interior de la Unión Europea que, entre otros asuntos, tenían entre los temas a discutir en su agenda precisamente el reparto entre los países miembros de las personas auxiliadas en el mar por buques humanitarios.
Mientras era realizada esa reunión el presidente de Proactiva Open Arms, Óscar Camps, compareció en Badalona (Barcelona) para denunciar a las autoridades de Malta por haber pedido al Open Arms que dejara “solos” a los 44 inmigrantes en el “cascarón” en que viajaban, informó el diario español ABC.
Esto presuntamente con el fin de que los inmigrantes llegaran por sus propios medios a Lampedusa, ya suelo italiano, aunque el capitán hizo caso omiso a la solicitud y optó por el rescate.
Asimismo, Camps denunció que la misma noche del domingo, y a pesar de que “las autoridades” conocían que el Open Arms estaba en la misma zona, prescindieron de requerirlo para auxiliar una barcaza con más de 50 ocupantes, que finalmente se hundió.
A pesar de que 22 de ellos fueron rescatados por recursos italianos, hasta el momento han sido localizados los cadáveres de 13 mujeres, mientras continúa la búsqueda de una veintena de desaparecidos.
Camps insistió en que “es horrible que teniendo un barco como el Open Arms, que todos conocen su capacidad de actuación y rescate, no haya sido activado para ir a 20 millas y poder intervenir en el naufragio”.
El Open Arms reanudó sus labores de salvamento el miércoles pasado desde Nápoles, con una misión prevista para 15 días. Según la ONG, zarpó con todos los aspectos legales resueltos y también técnicos, y subrayaron que “somos el barco más inspeccionado del planeta”.
jhs