El camellón de Paseo de la Reforma se vistió de amarillo-naranja, color de la flor de cempasúchil que, de acuerdo con la tradición mesoamericana, sus pétalos rociados en el camino guían a los difuntos que vienen a la Tierra a visitar a los parientes a disfrutar de los alimentos y bebidas que sus deudos les preparan porque son los que más les gustaban.
El camellón, que cuando los tonos de las flores reciben los rayos del Sol luce como una serpiente fosforescente que atraviesa de extremo a extremo la ciudad, muestra en ambos lados de las aceras 53 megacráneos en colores vivos y brillantes a lo largo de la avenida.
También en lugares estratégicos se colocaron bancas en las que en los extremos colocaron al Catrín y a la Catrina, que se dieron cita para invitar a los paseantes a sentarse con ellos para tomarse la foto del recuerdo.
Este domingo, sobre la avenida, ciclistas, patinadores, niños en triciclos, corredores y corredoras acompañados por sus perros detenían la marcha para observar la muestra titulada Mexicráneos, que estará expuesta hasta el 8 de noviembre, fecha en que concluirán los festejos por el Día de Muertos, que organiza el Gobierno de la Ciudad de México.
Habrá desfile internacional de catrinas, homenaje a José José en el Zócalo, y el día 7 un concierto, y como homenaje a Miguel León-Portilla, se interpretará música de Vivaldi cantada en náhuatl, mayo y en castellano antiguo.
Así, este domingo iniciaron las festividades de Muertos el 1 y 2 de noviembre; la capital del país espera contar con la visita de más de tres millones de turistas.
RYHP