Harold Bloom (1930-2019), autor de más de cuarenta libros traducidos en cuarenta idiomas, ha fallecido este día a los 89 años de edad.
Su esposa informó a los medios de comunicación acerca del fallecimiento del emblemático crítico literario, quien aún el jueves anterior impartió una clase en la Universidad de Yale; pero posteriormente a ello, fue ingresado a un hospital en New Haven, Connecticut, lugar en donde finalmente perdió la vida.
El escritor es reconocido como el principal crítico literario de Estados Unidos, polémico al enarbolar la defensa del llamado canon occidental, esto es, el corpus de obras de arte y literarias de la llamada alta cultura en la civilización occidental.
Bloom defendió las nociones de tradición y jerarquía y con ello la distinción entre alta y baja cultura, con lo cual partió las aguas entre literatos “elegidos” y otros no invitados al banquete de la literatura protagónica en Occidente. Desde tal concepto, el también autor de El Libro de J (1990) recibió críticas puntualmente acerca de dos aspectos: su listado de autores imprescindibles es mayoritariamente masculino (está conformado por 23 hombres y tres mujeres) y desdeña otras literaturas lejanas a la blanquitud.
En México fue reconocido con el Premio Internacional Alfonso Reyes durante el año 2003. En dicha visita a nuestro país, reconoció que Octavio Paz era el mayor exponente de la literatura mexicana, ocupando dicho sitio junto al escritor jalisciense Juan Rulfo; asimismo, en planos secundarios reconoció el talento de los poetas José Emilio Pacheco, Alí Chumacero y Eduardo Lizalde, sin soslayar a los escritores de la talla intelectual de Sergio Pitol, Daniel Sada y Salvador Elizondo.
En el ámbito de la literatura en castellano, se manifestó admirador de Cervantes, Borges y Neruda; tanto el escritor argentino como el poeta chileno, son los únicos latinoamericanos en figurar dentro de su listado en El canón occidental (1994). Nunca reacio a la polémica, llegó a nombrar como La escuela del resentimiento a ciertos grupos que le criticaron, tales como los multiculturalistas, marxistas y ciertos sectores feministas. Tales cuestionamientos se los realizaron en función de la aparente miopía política de Bloom ante las minorías.
Sin obviar los rasgos claros y oscuros de su faceta como crítico literario, el mundo de las letras pierde a una de sus voces con mayor resonancia, pues durante varias décadas todo lo expresado por Bloom dentro de la literatura occidental, fue considerado como referencial para propios y extraños; lo anterior no necesariamente en clave de consenso, por el contrario, dado que la figura del también profesor de Humanidades siempre generó amplios y acalorados debates.
CS