En Jalisco el partido hegemónico nacional tiene una prueba de fuego.
El proceso accidentado, con participación parcial y con acentos violentos, vivido en esa entidad, central de la primera circunscripción federal electoral, es un emblema del estancamiento en el proceso de institucionalización del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El fantasma que recorre México es el del desacuerdo para continuar ese proceso indispensable ante el naufragio de los partidos como el PAN, el PRI y el PRD después de la elección de 2018.
En Jalisco la gubernatura de Movimiento Ciudadano ha sufrido un deterioro al cual ni siquiera ha sido capaz de dar voz el principal partido opositor que llevó a Carlos Lomelí a la contienda de julio del año pasado.
La campaña de Enrique Alfaro, sus aliados en los medios y los agregados internos federales contra Lomelí lo sacaron de la escena inmediata y dejaron un vacío que liderazgos históricos y más recientes, provenientes de las izquierdas y otras expresiones, no parecen tener la disposición de llenar. Ni desde Jalisco ni desde el centro.
Al movimiento social que fue en 2018 Morena y que en 2019 debió comenzar a ser el partido, se ha respondido con una enorme interrogante donde parecen no existir a la vista acuerdos, altura de miras, precisión efectiva de cumplimiento en el calendario de tareas en lo local, lo regional y lo nacional, y donde las propias bases de Morena parecen segmentadas y ocasionalmente agrupadas en torno a referentes sin la ascendencia y aceptabilidad necesaria para sus tareas de ahora y frente al 2021.
Su ventaja es la ausencia de oposición visible fuera de sus propias filas.
En el escenario de la muy probable posposición del proceso de renovación nacional y en relación con Jalisco, hay interrogantes evidentes por responder.
¿Cuáles son las razones de que exista impunidad frente a delitos cometidos por delincuentes comunes en contexto electoral?
¿Cómo podemos explicar que haya un hartazgo sin cabeza, respecto de la queja casi universal, en relación con enviados desde el centro del país que no son aceptados por la base del partido?
Las autoridades locales, en manos de MC, y las electorales locales y federales, tienen oportunidad de responder, como la tiene Morena Jalisco y Morena nacional, un tema central que es aparte del proceso electoral interno.
Deben precisar qué hacer respecto de que en los distritos 3, 5, 7, 8, 9, 10, 16 y 17 hayan ingresado comandos armados a las instalaciones de Morena y se hayan llevado equipos de cómputo, listados nominales, urnas y boletas donde se elegirían los delegados que representarían a esa entidad, según lo relató Hugo Rodríguez Díaz, delegado presidente del partido en esa entidad.
Repetir la elección, tal y como lo anunció el presidente de Morena en Jalisco, no será suficiente si no se garantiza acción legal contra quienes violentaron las asambleas.
Morena, sus dirigentes, tienen que evolucionar y no permitir que la violencia sea el medio para imponer grupos.
@guerrerochipres